9 de mayo de 2015, Cideci
Sábado 9 de mayo. CIDECI. Mañana.
Jean Robert:
Jérôme Baschet:
John Berger (escrito):
Fernanda Navarro:
Represión en San Quintín, Baja California:
Subcomandante Insurgente Moisés:
Comandante Tacho – Clausura:
Víctor Hugo López es director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas. En entrevista con Radio Zapatista, nos hace un recuento sobre la situación de desplazamiento forzado en Chiapas.
Para nosotros es importante recordar los orígenes inmediatos de los cuales tenemos registro documental. A partir del levantamiento armado del EZLN en 1994, el Ejército Mexicano tomó el acuse de la declaración de guerra del Ejército Zapatista y comenzó a operar estrategias contrainsurgentes para poder detener el avance y la simpatía que estaba generando el movimiento zapatista. Es muy importante recordar que, a lo largo de estos 21 años, el EZLN ha promovido iniciativas políticas, civiles y pacíficas para poder resolver las demandas que se plantearon el 1 de enero del 94. El Ejército Mexicano tiene claridad de que estas demandas tienen un fondo y una razón y una causa válida, legal y legítima que tiene bastante simpatía y que permea en la sociedad chiapaneca y mexicana.
A partir del 94, distintos documentos del Ejército Mexicano —el más conocido es el Plan de Campaña Chiapas 94 y, posteriormente, el Plan Chiapas 2000— tuvieron por objeto delinear las estrategias que el Ejército Mexicano operaría para detener el avance de la simpatía del Ejército Zapatista y de la insurrección civil. Parte de estos planes era la creación de grupos civiles armados y la creación de grupos paramilitares, esta estrategia de quitarle el agua al pez, de quitarle respaldo social y comunitario, de crear muros de contención para que la rebeldía y la resistencia no saliera, inclusive ellos decían, fuera del estado de Chiapas, tuvo por objeto implementar de manera dura y de manera contundente estrategias violentas, de ocupación militar, de confrontación paramilitar, sobre todo en la zona norte y Altos de Chiapas. En este sentido, uno de los efectos de esa guerra contrainsurgente ha sido el desplazamiento forzado interno.
El Frayba ha documentado tan sólo en la época del 94 al año 2000, por poner una primera etapa en la guerra dura, en la zona Altos de Chiapas, más de tres mil personas desplazadas forzadamente de sus comunidades que vivieron situaciones de riesgo a su vida y a su integridad, y eventos inclusive tan fuertes y dolorosos, crímenes de lesa humanidad, como la masacre de Acteal en 1997.
Este tipo de eventos en la zona Altos de Chiapas dio como resultado que muchísimas comunidades salieran de sus pueblos y se concentraran en campamentos improvisados. Uno de éstos, hay que recordarlo, es la hoy comunidad de Pohló, que se constituyó como un campamento de personas desplazadas forzadamente, el campamento de Acteal o de Los Naranjos, y muchas otras comunidades que sirvieron para recibir a toda esa gente que estaba saliendo de las comunidades. En la zona norte de Chiapas tenemos registradas más de seis mil personas desplazadas forzadamente también por todo el clima de violencia generalizada que se generó a través de la operación de grupos paramilitares. Uno de ellos, y de los cuales tenemos documentación bastante probada, es el grupo paramilitar Paz y Justicia. Tenemos, inclusive, un registro de más de 130 casos de entre ejecuciones y desaparición forzada, caos que hemos hoy nosotros transmitido a la Comisión Interamericana (de Derechos Humanos, CIDH) en donde estamos señalando la participación directa del Ejército Mexicano en la creación y operación de estas estrategias de guerra.
Entonces esta etapa del 94 al año 2000 nos ha dejado, por lo menos, tenemos documentación de ello, alrededor de diez mil personas desplazadas por el conflicto armado interno. Se han creado situaciones de violencia. Se ha permitido que grupos civiles armados ataquen y confronten a las comunidades que han demostrado su simpatía o que, simplemente, se han negado a colaborar justo con la estrategia de guerra implementada desde el Estado mexicano. Esto visiblemente ocurrió en Acteal. Acteal que es una comunidad pacifista, una organización civil que ha decidido no involucrarse con el EZLN o con sus bases de apoyo, por negarse a cooperar con los grupos civiles armados, fue castigada de esta manera contundente.
Esta es una etapa de desplazamiento forzado que hemos registrado en el Frayba en esa etapa de manera. Sin embargo, el tema de desplazamiento forzado en Chiapas no se ha quedado en la historia o en la memoria. Para nosotros, el tema de la estrategia contrainsurgente que es el hilo conductor de varios de los desplazamientos que tenemos registrados y documentados, ha pervivido a lo largo del tiempo. Después de veintiún años de insurrección zapatista, sabemos que los planes contrainsurgentes se han perfeccionado. Ahora no es directamente el Ejército Mexicano entregando despensas, no es directamente la policía estatal cercando comunidades o resguardando a los líderes paramilitares. Ahora son otro tipo de estrategias que van desde garantizar impunidad a todos aquellos que han participado en estrategias de guerra, como la masacre de Acteal, desde el orden legal ordenado, por ejemplo, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hasta la creación o la alimentación de ese tipo de grupos que confrontan a comunidades autónomas, a comunidades en resistencia, que son alimentados a través de programas sociales de desarrollo.
Para nosotros, hoy en día, uno de los programas que alimenta ese tipo de enconos y de polarización en las comunidades, es la Cruzada Nacional contra el Hambre. Los comités promotores que operan en Chiapas y en todo México, lejos de proveer condiciones de desarrollo, de sustentabilidad para las comunidades, lo que están haciendo es generar dependencia, cooptación de comunidades enteras y una fidelidad al partido en turno, al grupo en el poder en turno para evitar que se movilicen, se organicen y gestionen sus propios territorios.
En la etapa siguiente del año 2000 a la fecha, 2015, podríamos decir que el Frayba ha documentado más de veinte eventos de desplazamiento forzado de distintas características, unas directamente relacionadas con el conflicto armado interno, comunidades autónomas o comunidades en resistencia como Comandante Abel, las comunidades asentadas en la zona de Montes Azules, San Marcos Avilés, visiblemente Viejo Velasco, que han sido desplazadas con la participación tanto de comuneros de la zona pero aliados con la policía estatal, con la policía ministerial, con personal del Ejército Mexicano, con personal de la Armada, operativos conjuntos que han tenido por objeto desplazarles de sus comunidades, despojar el territorio, para después dejarlo a la libre inversión y a la libre ocupación con fines militares, con fines económicos, con fines de inversión.
Otro tipo de desplazamiento que hemos registrado es el desplazamiento de carácter agrario. Aquellas comunidades que han tenido conflictos por dirimir sus límites territoriales, el tema de la posesión o no de la tierra, el tema de la inversión o no, el permiso para que inviertan o no compañías extranjeras. Esto ha ocasionado en algunas comunidades diferencias en torno al uso y la propiedad de la tierra comunal o ejidal y ha generado desplazamiento de una parte de las comunidades. Lo que nosotros vemos en ese tipo de casos es que el problema no es únicamente comunitario, religioso, de liderazgos, sino que tiene que ver directamente con la actuación u omisión de las autoridades estatales y federales para que se generen este tipo de conflictos que van escalando en términos de violencia, que van polarizándose cada vez más, que pueden iniciar por un detalle mínimo, pero que se dejan crecer. Y el objeto final es que una parte de la comunidad, generalmente la que tiene fidelidad y acuerdo con las autoridades oficiales, termine desplazando a quienes no están de acuerdo.
Para nosotros, el fondo del asunto es qué intereses están en juego sobre ese territorio, y por hacer un ejercicio práctico que da muchas luces de cuáles son los intereses de fondo es, si tomamos en cuenta el mapa de inversiones de la Secretaría de Economía para ubicar cuáles son los puntos que ha concesionado para exploración y otros ya para explotación de recursos naturales, de recursos minerales, nos vamos a encontrar con que tenemos un mapa de Chiapas, en este caso, plagado de puntos que han sido concesionados y tenemos, por otro lado, el mapa de conflictividad abierta o latente que, cuando los cruzamos, hacen perfecto juego. Nosotros lo que hemos visto y lo que hemos registrado en esas comunidades es que mucha de la gente que vive en esos puntos de conflicto no tiene ni idea de que su territorio ha sido ya concesionado para la exploración y explotación mineral. Es el caso, por ejemplo, de comunidades como Venustiano Carranza, municipio de Venustiano Carranza, en donde la lucha por la tierra ha sido de décadas, los conflictos entre organizaciones, ent re comunidades, entre personas pareciera que fueran como la tónica del asunto. Sin embargo, lo que nosotros vemos es que el estado, de manera hábil, confronta ambas partes, y el objeto es poder desplazar y poder despojar a la gente que ocupa esos territorios.
Pensamos que hoy, a la luz de las reformas estructurales recientemente aprobadas, la reforma energética básicamente, se tiene, por parte del estado mexicano, una urgencia por despojar y desplazar a las comunidades que aún sostienen su medio de producción por excelencia. El medio de producción por excelencia y el modo donde se asienta una comunidad, en donde se asienta un proyecto de vida, es el territorio en sí mismo. Y justo es por ello que el territorio en las dimensiones quizás del 94, el EZLN hace una recuperación de tierras porque sabe que ésta es la base en donde se consolida un proyecto de nación. Y el estado mexicano sabe también, hoy en día, que si este proyecto de nación tiene por sí este medio de producción, las comunidades o los proyectos económicos que se han empeñado tendrán dificultades de operar. Para nosotros en el Frayba, entonces, el tema de desplazamiento forzado interno no es un asunto únicamente que tenga que ver entre el desacuerdo de dos o más partes en una comunidad. Tiene que ver con un tema más complejo sobre cuáles son los intereses comerciales, los intereses de explotación que se tienen, los intereses que tiene el estado mexicano comprometidos con las empresas trasnacionales, y éstos de la mano con una estrategia de seguridad nacional.
No podemos olvidar hoy en día que, en México, todo aquél, toda aquella persona que se oponga a un proyecto de desarrollo institucional diseñado desde el estado, ha sido criminalizado. Tenemos hoy en día, en las cárceles de México, a nuestros compañeros yaquis aún presos dentro de la cárcel por denunciar el tema del acueducto o la explotación y el saqueo de sus aguas. Tenemos a nuestros compañeros de Guerrero, a Suástegui, que está aún preso por oponerse a la presa de La Parota. Tenemos a los compañeros de Ostula que han sido asesinados, que continúan siendo hostigados por el tema de la defensa comunitaria de su territorio. Y así podríamos hacer una larga lista en Oaxaca, en Michoacán, de territorios que han sido golpeados y amenazados por estar defendiendo su territorio.
Entonces para nosotros el tema de desplazamiento forzado tiene que ver con las estrategias de inversión y con las estrategias de seguridad, pero desde un punto de vista contrainsurgente. Pensamos que, hoy en día, sabe el estado mexicano que no únicamente se confronta o se enfrenta al legado del EZLN en Chiapas. Hoy en día, en México vivimos -decía por ahí Gustavo Esteva— una insurrección generalizada. Hay brotes de insurrección en todo el país, de movilización, de resistencia, de poblaciones enteras asumiendo el rumbo de su destino en sus propias manos y eso le preocupa enormemente al estado mexicano. No lo va a permitir. Pensamos que por eso está de fondo la estrategia militar, la estrategia paramilitar y la estrategia de criminalizar y judicializar a todo aquél que se oponga.
Acabamos de regresar de un foro sobre migración en Tenosique. El efecto y la mirada de largo plazo y de fondo es cómo explicamos el tema del aumento de flujos migratorios en América Latina hacia el norte del país. Escuchando a compañeras y compañeros de Honduras, por ejemplo, y escuchando cuáles son las causas que les motivan a abandonar su país, nos encontramos con que son causas de violencia estructural, de algún modo como la que estamos viviendo aquí en México: extorsión, secuestro, violencia generalizada, impunidad, omisión de las autoridades y, en su caso, complicidad de las autoridades, falta de empleo, pobreza extrema, desigualdad social, feminicidio, asesinatos. Se han creado una serie de condiciones de violencia estructural, nosotros decimos alentadas y permitidas desde el estado o nación, cualquiera que sea éste el país, que permiten, que aseguran unas condiciones en las que la gente tiene que salir para sobrevivir. Para nosotros, incluso, el tema en macro, el tema de la migración tiene que ver con causas de desplazamiento forzado que, de algún modo, son obligadas o son creadas para que la gente vaya abandonando sus tierras.
Es importante, también, el caso de Honduras porque Honduras está reportando el mayor flujo migratorio hoy en América y es justo el país donde se están haciendo cambios a nivel estructural también. Se están empeñando cada vez más las tierras para la concesión y la explotación minera. El estado está generando y no está haciendo nada por, de algún modo subsanar las condiciones que están denunciando sus connacionales que salen. Al contrario. Le interesa profundizarlas para garantizar el despeje territorial. Nos preocupa sobremanera este tipo de fenómeno porque pensamos que en México, justo a nivel interno, hay ensayos de este tipo de efectos.
¿Cuál es la respuesta del estado mexicano? Lo único que está haciendo es administrar el conflicto. Saben ellos que no les interesa atender de fondo el tema del desplazamiento forzado. Hace dos años se aprobó en el estado de Chiapas la ley para la prevención del desplazamiento interno en el estado. Es una ley que sólo se quedó impresa en el Diario Oficial publicada y no operó en absoluto. De la ley se propone que se cree una comisión que pueda crear y darle trabajo operativo a esta ley. En la comisión mixta integrada por organizaciones civiles, académicos, gente de gobierno, pues de esto no hay nada. No hay presupuesto, no hay operación, no hay ninguna reglamentación secundaria. Y el único argumento inclusive que funcionarios del gobierno estatal le han dado a quienes han osado ampararse bajo esta supuesta ley es que fue una ley que se hizo en un periodo, el de Sabines, en el que había que crear todo un andamiaje institucional para, de algún modo, maquillar la realidad del estado de Chiapas.
Funcionarios del gobierno estatal, el día de hoy, dicen que la ley no tiene efectos porque fue una ley creada en el periodo de Sabines como si fuera éste un programa gubernamental. Esto es fatal y es preocupante porque funcionarios del gobierno estatal están tratando leyes e instituciones que se crearon desde el propio estado como si fueran programas emergentes que los puedes quitar y no abrir. Sin embargo, esto es una ley que tendría que perdurar a lo largo del tiempo, que tendría que actualizarse, que tendría que revisarse, y ahí el gobierno estatal en turno lo que está haciendo es desconocer esta supuesta ley que se creó.
Entonces hoy tenemos bajo el desamparo y en total exposición, en total vulnerabilidad a las comunidades que están siendo desplazadas. Dentro de la campaña que hemos hecho pública para denunciar el fenómeno del desplazamiento interno en Chiapas tenemos el caso de Banavil, una comunidad de hermanos, hermanas tzeltales de Tenejapa que fueron desplazados por un grupo priísta de su comunidad que tenía ya, de algún modo, ciertas fricciones porque el grupo que hoy está desplazado tenía sus simpatías o sus militancias con el zapatismo. Pero en suma, más allá del zapatismo, es con esta idea de no ceder y no vender su territorio. Llevamos ya más de tres años, casi cuatro, con el tema de Banavil y no han logrado regresar a su comunidad.
Para nosotros es este tipo de condiciones que no se han atendido, que no se quieren atender, que el estado mexicano apuesta al cansancio, apuesta a que salgan de su comunidad, a que no regresen. Por el contrario, les ofrece viviendas en zonas urbanas o les ofrece terrenos en otras partes donde no pueden realizar su vida comunitaria. Les ofrece, en suma, continuar desestructurando su tejido social comunitario natural donde tenían posibilidad de crear condiciones de vida digna.
Ese es el tipo de fenómenos que estamos viendo en el tema del desplazamiento forzado interno. Por eso levantamos una campaña para invitar a que personas de todas partes nos ayuden a dibujar los rostros del despojo, le llamamos nosotros, porque pensamos que los rostros del despojo en los casos de desplazamiento forzado como Banavil, como Viejo Velasco, como San Marcos Avilés y como tantos otros temas de desplazamiento no únicamente se quedan con los perpetradores materiales directamente. No sólo es Juan Méndez, Pedro López que participó el día de la acción violenta o armada, sino cuáles son los nexos que estas personas tienen con la autoridad municipal, con la autoridad estatal, con los programas de desarrollo, los programas de subvenciones del gobierno estatal y federal y cómo esos programas tienen una lógica articulada con los programas de seguridad nacional. No podemos olvidar nuevamente que el programa de la Cruzada Nacional contra el Hambre en Guerrero de entrada estrenó e invitó a que las fuerzas armadas se incluyeran en el programa bajo el argumento y el pretexto absurdo de que el Ejército Mexicano monta las mejores cocinas comunitarias en poco tiempo y que tiene la capacidad de atender la demanda de alimentación de la población.
Para nosotros es muy claro que desde que el Ejército Mexicano se involucró ya visiblemente en esta cruzada nacional, el efecto que tuvo en Guerrero fue desarmar las policías comunitarias, controlar el territorio y garantizar, de algún modo, impunidad a todo este escenario que hemos visto que ha concluido y que ha tenido su coyuntura en Iguala, en Ayotzinapa. Entonces el ejército, de la mano de toda esta estrategia de desplazamiento forzado, tiene un papel importante bajo el discurso de seguridad. Nosotros pensamos que la estrategia contrainsurgente no se centra sólo en Chiapas, sino pensamos que hay un escenario de guerra generalizada que es el fondo del asunto. Utilizar al ejército para poder garantizar las inversiones que se están comprometiendo al extranjero desde el estado mexicano.
Caracol de Resistencia
Hacia un Nuevo Amanecer.
Junta de Buen Gobierno El Camino del Futuro
La Garrucha Chiapas México,
11 de mayo del año 2015.
DENUNCIAMOS PÚBLICAMENTE
A la opinión pública:
A los medios de comunicación alternativos, autónomos o como se llamen:
A los/as adherentes de la sexta nacional e internacional:
A los organismos de derechos humanos honestos:
Hermanos y hermanos del pueblo de México y del mundo:
Denunciamos enérgicamente lo que nos están haciendo los grupos paramilitares del Rosario, que son 21 personas paramilitares y 28 paramilitares del barrio Chikinival perteneciente del ejido Pojkol municipio de Chilón, Chiapas.
En el Rosario ahí viven nuestros compañeros bases de apoyo, porque es tierra recuperada, perteneciente del municipio autónomo de San Manuel del caracol III La Garrucha.
Ahí en Rosario ahí viven los 21 paramilitares y son apoyados por los 28 paramilitares de barrio Chikinival que se encuentran invadiendo nuestra tierra recuperada.
Es el mismo problema desde agosto del 2014, donde nos mataron un toro semental, donde destruyeron casas y destruyeron nuestra cooperativa colectiva, robaron nuestras pertenencias, donde fumigaron una hectárea de potrero con herbicida, donde estuvieron disparando y dejando letras en la tierra con los casquillos quemado, que dice “territorio Pojkol”
LO SUCEDIDO.
A las 9:35 de la mañana del día 10 de mayo del presente año, arribaron 28 personas pertenecientes del barrio Chikinival del ejido Pojkol Municipio oficial de Chilón a 40 minutos en carro para llegar en el poblado Rosario, llegaron a bordo de ocho motocicletas, en el poblado recuperado el ROSARIO donde viven los compas bases de apoyo, porque nos quieren quitar a fuerzas nuestra tierra.
Estos paramilitares del Rosario acompañados de paramilitares del barrio Chikinival del ejido Pojkol, empezaron a medir sus sitios en donde ya están viviendo los compañeros bases de apoyo, durante el día ahí estuvieron trabajando.
A las 15:15 pm, un grupo de ellos se retiraron del trabajo, otro grupo se quedaron en el mismo lugar, pero 5 minutos después tres de ellos se dirigieron a la casa de un compañero base de apoyo, y la mayoría de ellos se quedaron en la carretera a 30 metros de la casa del compañero. En la casa del compañero base de apoyo sólo se encontraba su hija de trece años de edad barriendo su cuarto y no se encontraba el padre, la mamá estaba afuera a un lado de su casa, estos agresores paramilitares 2 de ellos pertenecen del barrio Chikinival del ejido Pojkol y 1 pertenece del mismo poblado el Rosario de Nombre ANDRES LOPEZ VAZQUEZ. Estos 2 de Chikinival entraron hasta adentro de la casa, mientras que Andrés, paramilitar del poblado Rosario, quedó como guardia en la puerta de la casa, al ver que la niña hija del compa base de apoyo salió corriendo por la puerta, entonces ANDRES le disparó a la niña 4 balazos con una pistola de calibre 22, al momento de los disparos llega su papá y el compañero defendió a su hija tirándole una piedra al agresor que le dio en la cabeza. A la niña no le atinó todos los balazos. Después el herido fue llevado por sus compañeros que se encontraban a 30 metros.
Ayer por tarde, 11 de mayo, regresó el herido y fueron a su casa del compañero la familia agresora, es decir la esposa y 3 hijos a decir que le tienen que pagar 7 mil pesos por su curación.
Claro está que no pagará el compañero, porque no es quien buscó y provocó lo sucedido.
A las 18:50 pm del mismo día 10 de mayo llegaron al poblado Nuevo Paraíso del municipio autónomo Francisco Villa 16 personas, tres de ellos armados con 2 pistolas de calibre 22 en la mano y una arma larga de calibre 22, a bordo en 8 motocicletas. Estas personas pertenecen del barrio Chikinival del ejido Pojkol llegaron a tirar una carta en la calle, en donde culpan a los compañeros bases de apoyo de provocar primero estos problemas.
Pero en la realidad nosotros no estamos provocando ningún problema, porque hemos estado buscando alternativas en vías pacificas para tratar de solucionar este asunto, pero ellos nunca nos han entendido hasta le hemos entregado una hectárea a cada uno de los 21 personas quienes están provocando, aun así nos han estado amenazando. Desde febrero hasta hoy 11 de mayo nos están amenazando del diario los del Chikinibal del ejido Pojkol porque así piden los del Rosario que patrullen armados éstos de Pojkol, siempre armados todos los días.
Por eso desmentimos de lo que nos están haciendo y culpando. Está claro quién primero provoca.
Hemos citado las autoridades del ejido Pojkol y se presentaron y dijeron que no pueden hacer nada, porque ya está desconocida ese grupo del ejido, porque son totalmente son unos maleantes, no respetan, no obedecen en el ejido. Que ya les avisó al Estatal de Manuel Velasco Coello que también no hace nada, porque es su paramilitar.
Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas de todo el mundo, éstas son las estrategias con la que nos están provocando los tres niveles del mal gobierno federal, estatal y municipal, cuando usan a la gente que no entienden nuestra causa justa, para que así caigamos en sus trampas, pero estamos claros de lo que están haciendo este mal gobierno, organizando, preparando y financiando, a organizaciones, gentes que dejan comprarse o venderse.
Nosotros les decimos a esos sin cerebros de allá arriba: nunca nos vamos a dejar de resistir ni vamos a caer en sus trampas, nosotros seguiremos aquí resistiendo trabajando nuestras tierras y construyendo nuestra autonomía.
Cualquier cosa que llegue a suceder responsabilizamos directamente al federal, estatal municipal y a los paramilitares del barrio Chikinival del ejido Pojkol y del Rosario.
Hermanas y hermanos, seguiremos informando lo que vaya a pasar con nuestros pueblos y queremos que estén atentos de lo que vaya a pasar.
ATENTAMENTE
Junta de buen gobierno
Jacobo Silvano Hernández Lucio Ruiz Pérez
El siete y el ocho de mayo, familiares y un normalista de Ayotzinapa visitaron la tierra sagrada de Acteal y se encontraron con la Sociedad Civil de Las Abejas para compartir su dolor. Berta Nava y Tomás Ramírez, padres del normalista Julio César Ramírez, y José Gátiga, viajaron el siete de mayo a Acteal para poder acompañar al pueblo de Las Abejas en una peregrinación y una ceremonia celebrada el día ocho. Durante la jornada centenares de personas peregrinaron desde Majomut hasta el santuario, gritando consignas en solidaridad con los 43 estudiantes desaparecidos y los 4 asesinados el pasado 26 de septiembre en Iguala.
La procesión tuvo inicio a las ocho de la mañana. Antes de comenzar a marchar, el presidente de la mesa directiva de Las Abejas, Jose Alfredo Jiménez, ofreció unas palabras con las que presentó a la comitiva de Ayotzinapa y les dirigió un mensaje: “Su dolor es nuestro dolor, y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa es un crimen de estado como lo fue la masacre de Acteal”. La procesión comenzó, encabezada por varios músicos tocaban música tradicional de celebración. Tras ellos seguían la comitiva llegada de Ayotzinapa y los integrantes de la Mesa Directiva de las Abejas, y a continuación varios centenares de hombres y mujeres tsotsiles en dos filas separadas. A lo largo de la marcha se podían ver varios carteles y pancartas que rezaban consignas en solidaridad con Ayotzinapa como “Hermanos de Ayotzinapa estamos con ustedes”. .
“En nombre de los mártires de Acteal sean bienvenidos a la tierra sagrada de Acteal”
Sobre las 10 de la mañana se inició el acto de bienvenida, en el que tanto las personas venidas de Ayotzinapa como Supervivientes de la Masacre de Acteal, dieron su palabra. “Venimos a exigir que se haga justicia por este crimen de estado”, exclamaba J.A Jiménez en el acto de bienvenida, y concluyó diciendo: “En nombre de los mártires de Acteal sean bienvenidos a la tierra sagrada de Acteal”. Berta Navas, confesó: “Vinimos a buscarles a ustedes, aquellas personas que también están sufriendo dolor”. De hecho, para esta madre que perdió a su hijo por los balazos de la policía de Iguala, su único consuelo es seguir en la lucha. “No puedo quedarme sentada en casa”, admitía en la entrevista que el equipo de radio de Las Abejas le hizo la noche anterior. “Prefiero salir a seguir luchando, compartir mi dolor con otras personas, porque hasta que no aparezcan los 43 no me quedaré tranquila”.
Su marido, Tomás Ramírez, menos acostumbrado a los actos políticos, admitía públicamente y con nerviosismo: “Tenemos temor de que caigan los paramilitares en cualquier momento, porque para el gobierno no somos nada, no estamos en el mapa”. Y proseguía: “Pero claro que no es cierto, estamos organizados”. Al finalizar, se prosiguió con la ceremonia religiosa, que concluyó con la visita al recinto sagrado donde descansan los cuerpos de los 45 asesinados en la masacre de Acteal en 1997. “Los zapatistas nos dijeron que buscáramos a los compañeros con los que pudiéramos compartir el dolor”, explicaba Berta Navas. Fueron ellos los que pidieron expresamente al Consejo Nacional Indígena, que les facilitara en encuentro con el pueblo de Acteal.
José Gática, estudiante normalista en la escuela Raúl Isidro, también dio su palabra: “Desde Guerrero hasta Chiapas la lucha es la misma, nos han desaparecido a 43 pero hay desaparecidos por todo México”. También Gilberto Hernández Miranda, miembro del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, estuvo presente en el acto y con su participación denunció la necesidad de muchos pueblos a lo largo de Chiapas y el país de encontrar justicia. “Muchos pueblos buscan justicia producto de la contrainsurgencia del gobierno”, señaló.
“Quiero decirles que no se desaminen por buscar la justicia, el camino hacia la verdad y la justicia tiene espinas”
También varias personas supervivientes de la masacre de Acteal compartieron su dolor con los invitados. “Sabemos que el gobierno quiere matar a quienes empiezan a abrir los ojos”, afirmó la hija de uno de los asesinados en 1997. “Quiero decirles que no se desaminen por buscar la justicia, el camino hacia la verdad y la justicia tiene espinas”, advirtió. Y siguió explicando cómo en la experiencia de los supervivientes de Acteal, algunos de ellos se dejaron engañar por el gobierno. “No se dejen engañar, hay dificultades, hambre, opresión”, continuó. Y concluyó: “Quiero decirles que se pongan alegres porque estamos con ustedes. Lleven un saludo especial a sus hermanos y compañeros que están en Guerrero”.
Antes de continuar con la ceremonia religiosa, J.A Jiménez leyó un comunicado en nombre de la Sociedad Civil Las Abejas con el que mostró de nuevo su solidaridad con la lucha de Ayotzinapa. “Son 47 y muchos más los desaparecidos por el narcogobierno de México”, sentenció. Y añadió: “Sabemos que su fuerza y esperanza son muy fuertes”.
Durante la ceremonia religiosa, Las Abejas entregaron un presente a los familiares de Ayotzinapa: Una cruz de Acteal, tierra sagrada, un arbolito y una imagen con la Virgen Santa de Acteal. Y acompañaron el gesto con las siguientes palabras: “Caminaremos con ustedes aunque no sea físicamente”.
Por: Eugenia Gutiérrez. Colectivo Radio Zapatista.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 10 de mayo de 2015.
La guerra siempre
No es la Hidra de Lerna ni la que alfombra las aguas estancadas. Es mucho peor, sin importar que nuestros miedos nos impulsen a negar que todo siempre puede ser peor. Es “el pesado cuerpo” del sistema capitalista que “cubre la totalidad del globo terrestre”, nos dice el Subcomandante Insurgente Galeano en su “avistamiento crítico” sobre esa hidra, leído en el auditorio de la Unitierra el 8 de mayo de 2015. En el escenario lo acompañan integrantes de la Comisión Sexta, del CIDECI y de las luchas obreras y campesinas en México y en el mundo. A su izquierda, Luis Lozano, quien participó en otra mesa, hoy asiste silencioso. Ha asesorado en materia de economía al sup Galeano para que nos presente su ponencia.
En una larga disertación titulada “Etcétera”, el zapatismo coloca su pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Este mal intento de crónica o algo, no sé, para tratar de no sé qué, se centra en lo dicho sobre la necesaria exactitud de las ciencias sociales.
Antes que nada, para entendernos, el sup nos explica la guerra.
En el análisis zapatista, pensar críticamente es “repensar las teorías” cuando los descubrimientos científicos contradicen lo que se esperaba descubrir. Si eso sucede, en lugar de acotar leyes y marcar nuevos límites para que la ciencia siga tranquila su camino, el pensamiento crítico busca “más datos” y ensaya “nuevos enfoques teóricos”. “Analizar y pensar críticamente la ciencia de la economía” fue lo que llevó a Marx a desmenuzar “la sociedad de su tiempo” para plantear “una nueva propuesta de análisis”, nos explica el sup Galeano. Esa nueva propuesta o nueva teoría se conoce como “la ciencia de la historia, el materialismo histórico, la teoría de las formaciones sociales o como le quieran llamar”.
Se le pueden encontrar limitaciones a ese análisis, dice Galeano, pues “no alcanzó siquiera a vislumbrar las formas tan complejas que reviste actualmente la hidra, el sistema capitalista”, pero sus conceptos “no sólo siguen sólidos sino que, además, se confirman en la actualidad”. Al ser ahora un sistema más complicado cuyo “pesado cuerpo cubre la totalidad del globo terrestre”, necesitamos “un telescopio orbital” para “verlo en su conjunto” y “comprobar” si los conceptos de Marx son ciertos, o “si son capaces de explicar el por qué se da este fenómeno social y no otro”.
Para el zapatismo que nos convocó a este seminario, ese telescopio orbital que pareciera inexistente, sí existe. Con ese telescopio, “un grupo de científicos sociales” ha propuesto “análisis globales que ven el capitalismo como sistema-mundo”. El que puso en órbita Immanuel Wallerstein ha lanzado una “provocación” a este semillero en la Unitierra. En “la imagen global” tomada por ese telescopio, Wallerstein ha podido observar que “está cabrón”, “que el pinche sistema capitalista está en una crisis terminal” que sólo puede tener dos resultados, “a” o “b”, menciona Galeano sin explicarlos ahora. “La fotografía del mundo” tomada desde la estratósfera por Wallerstein confirma que vivimos “una crisis como nunca antes”, pero el zapatismo desconfía de “eso de que es la terminal”, de “que ya va a morir ya el pinche sistema”. Desconfía el zapatismo porque nos dice que eso ya lo ha escuchado y luego “resulta que no, que la hidra se rehace y aparece con otro rostro, y más sedienta de sangre y destrucción”.
Sus comunidades en resistencia y rebeldía cuentan con “el telescopio subterráneo Pozol Seis” que “arrojó los mismos resultados” sobre una actual o cercana crisis estructural del sistema capitalista”. El “subtelescopio” que les permite ver otra cosa en lo profundo de la tierra “es capaz de capturar una imagen del sistema-mundo pero en sus raíces”. Galeano informa que las imágenes captadas por el zapatismo, piezas de un rompecabezas, coinciden “como una fotografía invertida” con la imagen captada “por el telescopio Wallerstein”. La crisis es tal que los largavistas concluyen “no basta” y dan detalles: crece el despojo de territorios indígenas, avanza la maquinaria capitalista con su violencia dejando a muchas personas “sin nada”, desposeídas, sólo “con su cuerpo y sus conocimientos”. El “gran papel” en este proceso “lo desempeña, como es sabido, la conquista, el sojuzgamiento, el homicidio motivado por el robo. En una palabra, la violencia”, como lo explica Marx al hacer una genealogía del capitalismo. El despojo como “hecho fundacional” de este sistema, “la acumulación originaria del capital” como su origen. Un “robo violento” que en ese entonces y en este hoy “se viste como algo idílico” arropándose en la mentira de que serán beneficiados los pueblos originarios “al ser despojados de lo que los define, les da razón de ser y base vital”, mientras se les arroja “al vacío, a la nada, con la promesa de que tendrán trabajo como mineros, o mozos, o jardineros en las minas que se habrán de horadar, los hoteles que se establecerán y las zonas residenciales que emergerán”, dice Galeano.
Tras este avistamiento, los pueblos zapatistas solicitan al Congreso Nacional Indígena “los datos que han obtenido con sus microscopios”. El CNI ha respondido a la solicitud entregando esos 29 espejos que pulimentaron en La Realidad. Y los datos se corroboran: “Hay en curso una estrategia violenta de despojo, una guerra en contra de los pueblos originarios”. Pero no conforme, dice el sup, el zapatismo “acude a otros microscopios de especialistas” que se reúnen aquí en la Unitierra y comparten sus propios datos sobre quiénes llevan “la punta de lanza” de esta ofensiva: “políticos, autoridades gubernamentales, prestanombres, empresas y consorcios”. Cazando y cruzando datos, cuenta Galeano, pueblos originarios y especialistas coinciden.
Sobre la migración indígena y campesina, una “posta” zapatista ha podido observar cambios. Se decía que se migraba a las ciudades en busca de empleo, pero ahora las ciudades son zonas metropolitanas que “se expanden, aceleradamente, tragando territorios rurales”. Las tierras ejidales y comunales que se ubicaban fuera de las ciudades, hoy son “suburbios citadinos” donde ejidatarios y comuneros despojados trabajan “de mozos en las tierras que apenas hace unos años les pertenecían”. Indígenas y campesinos migrantes en su propia tierra. “Progreso”, le llaman arriba. “Cuando la tierra duele, duele todo”, dice el zapatismo.
Por eso manda “señales de humo” a las luchas en distintas partes del mundo. Éstas responden “casi lo mismo: acá, está cabrón”. En cualquier idioma, la respuesta es igual: “todo, todo se está convirtiendo en mercancía”. Nuestro planeta como “almacén global”, como “un inmenso arsenal de mercancías”, “premisa básica” de la “crítica a la economía política” hecha por Marx. Pero no sólo eso, agregan especialistas consultados también por el zapatismo, porque “esas nuevas mercancías responden a la misma lógica del mercado”. Tal y como ocurre en la producción, nos dice Galeano, “las mercancías despojadas generan ganancia”, “una de las comidas preferidas de la hidra”. La explotación y el despojo hacen posible “la apropiación de esa ganancia”, una ganancia que se fundamenta “en la propiedad privada de los medios de producción y de despojo”. El despojo como medio en este proceso es un aporte del pensamiento crítico zapatista.
Sup Galeano se pregunta si la propiedad privada de esos “medios de producción, despojo, circulación y consumo” será “la madre de la hidra”, “la cabeza, sin la cual, el sistema perece incapaz de reproducirse”. Se responde que aquí “se hace una bulla”, por lo que hay que consultar datos de “otros puestos de observación” y cotejarlos “en el intercambio de semillas” de este encuentro. Crece la violencia contra las mujeres y contra la niñez porque la hidra bulímica “no sólo aprieta más el yugo contra quienes producen las riquezas y hacen andar la rueda de la historia” sino que “vomita millones de desocupados, despojados, parias, muertos vivientes”.
“Pero abajo ya gritan” coincidiendo “musiqueros, poetas y artistas”. Por su parte, los economistas aseguran que “permanecen los fundamentos”, al tiempo “que surgen nuevas modalidades” que “podrían ser las responsables de una hecatombe económica mundial”. Los ejemplos han sido abundantes en las ponencias de este seminario. La agresiva mercantilización de la naturaleza y de sus plantas medicinales, la tormenta que amenaza a la ciudad, al campo. Síntomas que los economistas encuentran por todo el mundo. Nos dice Galeano que el zapatismo “captura la esencia y sentencia: una guerra, una guerra mundial, una guerra cuyo único enemigo es la humanidad”. La “declaración de principios” de este sistema, su programa, su plan de acción, se lee en el lema de su navío terrible: “Guerra siempre, guerra mundial, destrucción total”.
Las ciencias sociales exactas
Uno de los problemas que enfrentan las ciencias sociales hoy en día es que todavía no alcanzan “una denominación común” ya que “sus bases científicas son relativamente jóvenes y han sido o son atacadas por filosofías de todo tipo”, acaba de decir Galeano. Desde esa perspectiva nos arroja una propuesta metodológica distinta para esas ciencias. Arranca su disertación recurriendo a la mirada “fría y aséptica” que exige Sherlock Holmes a los apuntes literarios en la bitácora de su querido Watson. Implacable, el detective Holmes señala que ese “tinte novelesco” en su trabajo investigativo afecta el resultado exacto que debiera tener, y “el resultado es el mismo que si se construyese una historia de amor a partir de la quinta proposición de Euclides”. Implacable también, el sup Galeano señala que “la ciencia de la historia, la economía política, la teoría de las ciencias sociales, el materialismo histórico” o como se llame “debiera ser así, una ciencia exacta, aunque luego sean preponderantes las historias de amor a partir de sus postulados”.
El subcomandante Marcos antes, el subcomandante Galeano hoy, hace una crítica del método de las ciencias sociales, pues a diferencia de la ciencias exactas o naturales, en las sociales “puedes plantear una hipótesis sea para demostrarla o para demostrar su contrario”. Así, las discusiones académicas subsecuentes no girarán en torno de la lógica y la veracidad de las premisas planteadas, ni de la forma en que “explican o no una realidad”, sino que serán “un alud de calificaciones a favor o en contra”. Y aquí Galeano lanza otra crítica, un exhorto, un desafío a las compañeras y compañeros que hacen ciencias sociales y que asisten al seminario. Las leyes de la física son irrefutables, sin importar que apliquen para un hombre primitivo “en las cuevas de Altamira en el Paleolítico superior” o para una mujer moderna que “tuitea en su esmartfon”, pues ambos tropezarán y caerán cuando una piedra o un bote se les atraviesen. “Fría y aséptica”, sin “consideración, respeto o clemencia”, así es la ciencia exacta, nos dice mientras nos reta a “trasladar las mismas exigencias” a las ciencias sociales para no presentar “diversas conclusiones a partir de una misma premisa”, como se ha dicho aquí.
“El sistema va a colapsar” y “de ese colapso pueden surgir” las “dos opciones” que ha planteado Wallerstein. El zapatismo no discute esas opciones en este seminario. Observa que pueden ser más y se concentra en plantear la necesidad de atender el objeto de conocimiento “cambiante” de las ciencias sociales en lugar de plantear que “se pueden encontrar tantas excepciones como confirmaciones”, que “hay tantas leyes que cualquier escéptico o cualquier filósofo posmodernista pudiera decir que hay tantos mundos como explicaciones científicas de él”.
Bromeando sobre los divertidos errores de dedo en su computadora que transforman a “un obseso textual” en un “un obeso sexual”, Galeano nos transporta a un plano mucho más serio para pensar en los dedazos de la historia, en sus consecuencias y sus posibilidades. ¿Qué tal si toda la historia de la humanidad estuviera “construida sobre un error de dedo”, si “toda la historiografía”, “la psicología, la inexistente ciencia política, la filosofía” estuvieran asentadas “sobre bases falsas”? Pues sí, dice Galeano. “La historia universal entera está construida sobre los pies de barro de un error de dedo”. Por ello, propone el zapatismo, “habrá que rehacerlo todo, reescribir la historia tomando en cuenta un corrector de textos o una cámara de un millón de pixeles y una pantalla OLED”.
Sobre “la suma de excepciones” como “criterio de cientificidad”, sup Galeano retoma al Juan de Mairena de Machado para criticar esa “regla perfecta” que está “constituida de puras excepciones”. El zapatismo piensa que en esto hay una fuerte confusión, que esto es falso, que no se vale concluir: “a diferentes realidades, diferentes teorías”. Las “diferentes realidades situadas en tiempos y espacios diferentes” son ciertas, “pero esa diversidad no implica que haya una diversidad de explicaciones”. Sobre el daño que ha hecho a las ciencias sociales “este relativismo social”, nos dice que tiene su “caldo de cultivo” en las “filosofías posmodernistas” cuyo “criterio de cientificidad es su individualidad”. Una ciencia social “dominada así” sólo responde al “eslogan de moda”. La crítica zapatista se dirige entonces a la academia, a las redes sociales, a los medios de paga o alternativos, a sus “chambonadas” por entre las cuales las ciencias sociales en lucha “deben abrirse paso”. Luego nos propone “un criterio de cientificidad: explicar tal cosa, dar cuenta de ella, responder a la pregunta ¿por qué esto y no otra cosa?”
Elegir lo que vamos a explicar, dice Galeano, induce nuestra “capacidad explicativa”. Y aquí surge otra confusión. “El objeto de una ciencia es conocer, dar cuenta, explicar su objeto de conocimiento”, y el “inconmensurable problema es que el objeto de la ciencia de la historia no sólo es, como para algunoas necioas, conocer el devenir histórico, dar cuenta de tal periodo”. Para el zapatismo, “el objeto de la ciencia de la historia no es solamente explicar su objeto de conocimiento sino transformarlo” y “para poder hacerlo, necesita poder explicarlo”, “reconstruir su genealogía”.
Las mujeres zapatistas y la economía política
Toca el turno de recibir crítica pensante a nuestros feminismos tan cómodos. La ponencia de Galeano toma ahora como referente a las mujeres zapatistas para explicar cómo se explica una práctica desde la teoría. “¿Podrían las zapatistas explicar lo que es su lucha como mujeres que somos” sin conocer su historia y entender sus procesos?, pregunta el sup. No, responde. La filosofía posmoderna criticaría esto como “un salto epistemológico”, nos dice, pues se ha planteado en este seminario que “el zapatismo sólo puede ser explicado por el zapatismo mismo” así como “sólo yo puedo explicarme a mí misma”.
Pero resulta que no, que “el zapatismo no puede ser explicado por sí mismo. Necesita conceptos, teorías y pensamientos críticos para dar cuenta de sí mismo”. Quienes hemos hablado en pasillos, medios libres, templetes, cocinas o jardines sobre la “maravillosa genealogía” de lucha que nos presentaron las indígenas hace unos días, de “su heroicidad”, de “su terco empeño”, no logramos esquivar el zapatazo. “Faltó la economía política” que hace posible la resistencia y la rebeldía que hoy “nos sorprende y aterra”, señala Galeano. Ese proceso de organización de las mujeres indígenas pudo darse “sólo cuando existieron las bases materiales que las concretaron”. Sólo fue posible que ellas pasaran “de la teoría a la realidad”, nos dice el sup, cuando “las mujeres se fueron desprendiendo de la dependencia económica de los varones” a través de sus cooperativas y sus proyectos, “hasta que se apropiaron de la economía” y “despegaron”.
El contagio del ejemplo de todas “las Ramonas” y “las Susanas” fue posible “porque no dependen económicamente de los varones”, dice el sup, y esto fue posible solamente “a partir de dos hechos fundamentales” en las comunidades indígenas zapatistas: “el cambio en la propiedad de los medios de producción” (la economía) y “la toma y ejecución de sus propias decisiones” (la política). Sin estas herramientas de la economía política podríamos pensar “que todo es y fue una cuestión de voluntad, de firmeza, de compromiso, de militancia”.
En “el principio del tercero excluido” que funciona para las ciencias naturales y exactas, “una cosa no puede ser y no ser”, explica Galeano, porque “en condiciones idénticas, una premisa siempre tendrá una y solo una conclusión”. Luego explica que un científico social pasa tan rápido de la realidad a la teoría que puede marearse y vomitar. Aunque “el científico social no tiene por qué rehacer todo”, nos dice el zapatismo, ni volver “a descubrir el fuego cada vez que quiere dar cuenta de los múltiples incendios que crecen y se extienden en la realidad social”. Parte “de un marco teórico”, de “conceptos científicos, de teorías base”.
Para continuar con su crítica a las ciencias sociales, a la que todavía le falta un “etcétera”, el sup Galeano nos lanza varias preguntas: “¿El científico reflexiona sobre su misma práctica?” “¿se pregunta si está haciendo ciencia u otra cosa?”. A fin de explicar cómo se aplica en comunidades zapatistas “el método científico del ensayo y el error” para un caso de aprendizaje de trigonometría, el sup cuenta una anécdota que no podemos reportear porque sólo puede contarse tal y como la contó él. Claro, como no debería reportearse su ponencia. Pero bueno. El sup utiliza la anécdota para insistir “en la asepsia de las ciencias naturales y exactas” que exigió Holmes a Watson, o que nos exige el zapatismo a nosotras y nosotros. Ir por una ciencia social “fría y aséptica” en “su severidad”, en su ser “implacable, descortés, maleducada” como esta voz zapatista que nos dice: “Lo siento. Energía igual a masa por aceleración al cuadrado, no importa que votes o no votes”. Algunas de las preguntas que faltaron hace rato para el científico y la científica: “¿cómo el sistema funciona como entorno de su quehacer?”, ¿son inocentes “los énfasis de investigación científica hacia uno u otro lado”, sólo movidos por “la curiosidad científica?”. Que respondan ellas y ellos “si la improbable isla paradisiaca del quehacer científico está a salvo de la tormenta”, propone Galeano.
Si el “objeto de la ciencia social” es “la sociedad”, el pensamiento crítico zapatista nos invita a ubicarnos ahora en el momento y el lugar de cualquier lucha, fines del siglo XX y principios del XXI y “recolectar datos duros, reales, comprobables, factibles de ser cruzados, de modo que informaciones diversas, procedentes de fuentes distintas, sobre un mismo aspecto social, nos brinden una certeza”. Frente al capitalismo, se puede “cantar loas” o se puede “tratar de explicarlo, de dar cuenta de su genealogía, su funcionamiento, su modus operandi”. Sup Galeano afirma: “Pensamos que el capitalismo es un crimen, el más horrendo, cruel y terrible en la historia de la humanidad. El zapatismo piensa que, para entender lo que ahora pasa, hay que analizar la genealogía del capitalismo, o sea, cómo nació, cómo era, qué ha cambiado, qué permanece, qué realidades permanecen y cuáles y por qué y cómo surgen”.
Despoblamiento, deuda, barbarie
Un verdadero trabajo del pensamiento crítico desde unas ciencias sociales exactas nos permitiría ver lo que el zapatismo plantea después, a profundidad, en otras partes de esta ponencia, cuando cita ampliamente a Karl Marx (Karla, según la Insurgenta Érika) y a Eduardo Galeano. Que “la guerra se vende mintiendo”, que no es cierto “que en las guerras nadie gana”, que gana “la gran industria armamentista” pero también y sobre todo que esa guerra la “gana el capital financiero” todos los días.
En el aporte que hace el zapatismo a los planteamientos marxistas agregando los medios de despojo y el despoblamiento, Galeano observa un cambio en la práctica bélica del capitalismo porque ya “no sólo se trata de destruir al contrario; también hay que destruir totalmente el territorio conquistado”. Nos dice que “el páramo resultado de una guerra es una mercancía, y también lo es la reconstrucción”. Así que el territorio destruido “debe ser despoblado”. Nos habla de que anteriormente se usaban fuerzas especiales y armas de precisión, diseñadas para “dar golpes quirúrgicos” sin levantar protestas de grupos defensores de derechos humanos. Pero el zapatismo observa un cambio en la táctica bélica y nos dice que “ya no. Ahora lo que les interesa es producir la mayor destrucción posible, la mayor cantidad de muertes, desaparecidos y desplazados” para que puedan llegar las grandes empresas a utilizar en “los trabajos peor pagados” a la población que haya podido permanecer “como extranjera en su propia tierra”. Galeano explica que “se reordena la sociedad en ese territorio”. Para sintetizar el “otro elemento que el zapatismo señala como característica de esta guerra mundial, el despoblamiento”, el sup nos dice que “la guerra capitalista busca la destrucción-despoblamiento y, simultáneamente, la reconstrucción-reordenamiento”.
Por eso gana, por sobre todas las bestias, el capital financiero. Galeano lo llama “el más feroz, inhumano y cruel que el mundo, en toda su historia, ha conocido”. Nos lo explica Elías Contreras en otra narrativa que no se debería reportear, pues ha de leerse en su versión original, pero que nos lleva a la conclusión zapatista de que ha habido cambios en la premisa “el que paga, manda”, pues hay que actualizarla con “el que presta, manda”. Elías ha investigado que “quien decide en realidad lo que ocurre en un país o en territorio” no es un gobierno, sino “quién es el acreedor, el que tiene la deuda”. Todos los gobiernos del mundo y los medios de comunicación y la industria y el comercio y las iglesias y los partidos y “hasta los bancos” son deudores, y “el que debe, el deudor tiene que hacer lo que le decimos”, explican los capitalistas financieros investigados por Elías Contreras. Estos capitalistas financieros, acreedores y triunfadores verdaderos, no padecen nunca “la molestia de las elecciones” ni de “las burocracias”. Por eso, “nunca seremos señalados por la justicia”. “Nosotros mandamos”. Luego ironiza agriamente Galeano: “eso que dicen los fucking zapatistas de que el pueblo manda y el gobierno obedece, acá es el banco manda y todos obedecen.”
Sobre el análisis que les entregó Luis Lozano, Galeano nos habla de un panorama sombrío: “dinero ficticio, sin respaldo alguno”, pero que genera ganancia, y para respaldarlo, pues el futuro empeñado “por generaciones”. Los créditos, los intereses, la vida endeudada, los recursos naturales como aval, como garantía, “el desarrollo ficticio de los países”. La explotación, el crédito, la barbarie total, el crecimiento del empleo informal. En esta lógica, “van a quebrar países enteros junto con su población” y habrá “un incremento de la población migrante de casi 40 por ciento”, ha dicho Lozano en su análisis. Casi “tres mil millones de personas sin trabajo, sin tierra, sin patria, deambulando de un lado a otro”, calcula Galeano. “La hidra ha mutado en los últimos años, aunque es necesario estudiar su genealogía”, nos dice. Los datos duros, irrefutables, sólidos, fríos y asépticos. Y luego, sus preguntas: “pero si todo cambia, ¿qué es lo que no cambia? ¿cuál es la cabeza primaria de la hidra? ¿o es la hidra entera lo que no cambia sin importar la fase o el estadio en que se encuentre?” El zapatismo pensando críticamente, buscando unas ciencias sociales exactas.
“No lo sabemos todavía”
Para cerrar su presentación, el sup Galeano nos habla de un indígena zapatista que quiso entender el significado de la palabra “etcétera” y lo entendió cuando su tutora le dijo “es como cuando tienes muchas cosas que no sabes cómo decirlas”. Otra anécdota irresumible que resumimos aquí. Cuando necesita verter una opinión ante un grupito de estudiantes urbanos que discute, el indígena se resguarda divertido en esa ambigüedad protectora del “etcétera” para responder: “yo sólo te digo que… etcétera”. Vuelve el Gato-Perro desde su “cuento absurdo” para proponerles a las ciencias sociales que se atrevan a decir cuatro palabras: “no lo sabemos todavía”. En el “etcétera”, el zapatismo ve “un concepto científico clave”, “un concepto fundacional del desarrollo de las ciencias sociales, su genealogía”. Y ahí está lo grave. “Si en sus inicios”, dice Galeano, “a la pregunta de por qué a un hecho social la ciencia social sólo respondió ‘yo sólo te digo que etcétera’, a lo largo de los tiempos ha ido ampliando la respuesta y, al final, el final de cada tramo es ‘etcétera’, aunque también funcionan muy bien los puntos suspensivos”. Para el zapatismo, explica Galeano, “lo que ha ayudado a ir reduciendo esa palabra infinita ha sido el pensamiento crítico”. De ahí que señale: “uno de los textos fundamentales de las ciencias sociales se llama así: Crítica de la economía política.”
Toca el turno a los medios de comunicación. “El poder”, explica el sup, “tiene una técnica que usa para neutralizar los miedos que la acosan”. El poder neutraliza las amenazas que le acosan “con la ayuda de los casilleros que abundan en los medios de comunicación”, ya sean “de paga” o “como se llamen”. Esos medios actúan como “la técnica” o el “software” del poder, entran en su juego de fungir como “casilleros” de la “alacena” donde el poder exhibe “las estatuas fantasmagóricas” de los “ismos” que le conviene explicar. Para “exorcizar esos demonios que pululan en el abajo que los desafía”, nos dice Galeano, “el poder, a través de los medios, define, es decir, clasifica, encasilla lo otro que no comprende. Y no lo comprende porque el poder no puede entender que alguien se atreva a enfrentarlo. Porque la transformación social, y con ella el pensamiento crítico, es esencialmente eso, un desafío”.
Otra crítica pensada por el zapatismo va para “las pseudociencias”, “el pesimismo ilustrado” y los terrores académicos. Escucharon de alguien que el científico social padecía el miedo “a perder la beca, la plaza, el estatus, pero sobre todo el miedo a hacer el ridículo” en la “aventura” de “lanzarse al análisis crítico”. De ahí, dice Galeano, que resulte “más cómodo el pesimismo ilustrado, el cinismo con notas a pie de página en el que abundan y redundan las filosofías posmodernistas que invaden las redes sociales, los partidos políticos, el yo, mí, me, conmigo elevado a categoría científica.” Las pseudociencias en boga, “síntoma de una crisis terminal”. Y luego “el análisis, el debate sobre categorías y conceptos, la discusión y profundización de la teoría” allá arriba como “uno de esos mercados viejos donde los marchantes y las marchantas gritan y se pelean por precios, calidad y frescura de lo que ofertan”.
Para cerrar lo que toca al trabajo de las ciencias sociales, nos dice Galeano que el pensamiento crítico o la teoría que busca el zapatismo “no es la que nos aplauda o nos cobije, sino la que nos rete continuamente a explicarnos, es decir, a entender nuestro lugar en el mundo”, un pensamiento crítico que impulse al zapatismo “no sólo a pensar” sino “a ir redactando el apunte para el testamento”.
Que no falten “loas virtuosoas del lenguaje hecho palabra, filosofía, canto, música, pintura, teatro, cine, literatura, poesía, escultura, danza, ciencia, laboratorio, cátedra, investigación, en fin, las ciencias y las artes”, conjura Galeano. “Que nunca nos falte su palabra, su ciencia, su arte”.
Yendo y llegando
El sábado 9 de mayo concluye el semillero-seminario. Durante siete días calurosos de noches frías hemos escuchado, aproximadamente, setenta horas de ponencias. El batallón de tercios compas y de medios libres ha transmitido en vivo, ha colgado todos los audios en la red, ha producido cientos de fotos, decenas de reportajes, varios videos, ha hecho entrevistas. Ahora se esfuerza en su cuartelito-biblioteca por quemar 250 discos, con diseño y toda la cosa, pa’ que se los lleven los pueblos y la banda. La quema se da entre la amenaza de que se va a cortar la luz y de que la gente ya se va. No cabe todo. Sólo entran 3.7 gigas y la información libre supera los 4.4 gigas. Los videos se sacrifican por la lucha.
Unas mil quinientas personas han mantenido abarrotados auditorios, salas, comedores con transmisión en pantallas sencillas que se oyen bien y se escuchan perfecto. El sup Moisés se solidariza con los jornaleros de San Quintín tan agredidos. El comandante Tacho clausura en hora zapatista, siendo las 15:20 del 9 de mayo del 2015. La hospitalidad del CIDECI-Unitierra, la paciencia de integrantes de la Comisión Sexta, el trabajo heroico de traductoras y traductores simultáneos y la chamba incansable de la cocina, la panadería, la clínica, la cafetería y la comisión de apoyo nos han vuelto minutos las horas.
De las generosas ponencias en cada una de las mesas, se podría escribir un libro. Pero vamos por más. Con esas ponencias y con las participaciones de familiares de Ayotzinapa, presos políticos, Míriam, Rosalinda, Dalia, Lizbeth, Selena, Defensa Zapatista, Mujer no Indígena, Pedrito, Recogebalones, Insurgenta Érika, David, Moisés, Tacho, Marcos, Galeano, Sexta, Chofer, Elías Contreras, el Gato-Perro y otras y otros que hablaron aquí, o de Muñequito en Mano que les hizo creer a los hombres que había hablado aquí, se podría reescribir la historia, ya sin dedazos.
Al marcharnos de esta grieta CIDECI-Unitierra, como adherentes de la Sexta cargamos el mazo, apretamos semillas calientes en el puño y les agradecemos a quienes nos invitaron y nos recibieron esta educación pública gratuita, colectiva, crítica y desafiante. Muchas gracias a ustedes, compas, reviramos sin binario.
Como las siete lunas que nos miraron del rojo al amarillo, hemos ido de la plenitud nublada al cuarto menguante despejado. Nos toca imaginar tácticas nuevas contra lo que sea que sea la hidra capitalista. Si nosotras, nosotros somos su alimento, podemos envenenarla. Quiere sangre y sangre somos. Pero la que ella busca sabe a autocompasión, a victimización y a derrota. La sangre de los pueblos en lucha le produce indigestión.
Habremos de encontrar la forma de envenenarla, de responderle como se merece y porque ella se lo buscó: “Lucha siempre, lucha mundial, construcción total”.
Entrevistas a ponentes y participantes del Seminario «Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista», desarrollado del 3 al 9 de mayo en el CIDECI-Unitierra, San Cristóbal de Las Casas, México, Latinoamérica, Planeta Tierra.
Jean Robert:
Jérôme Baschet:
John Berger (escrito):
Fernanda Navarro:
Represión en San Quintín, Baja California:
Subcomandante Insurgente Moisés:
Comandante Tacho – Clausura:
Philippe Corcuff (video):
Donovan Hernández:
Jorge Alonso – Realidad, proyecto, experiencia y anhelo:
Raúl Zibechi :
Carlos Aguirre Rojas – Revolucionar el poder desde abajo:
Subcomandante Insurgente Moisés:
Hugo Blanco (video):
Xuno López (TSELTAL):
Xuno López (ESPAÑOL):
Juan Carlos Mijangos:
Óscar Olivera (video):
Carlos González:
Subcomandante Insurgente Galeano – Etcétera:
Juan Wahren – De dudas y aperturas mentales:
Arturo Anguiano – Despojo de lo político y maneras de recobrarlo:
Paulina Fernández – Justicia zapatista:
Marcos Roitman (escrito):
Subcomandante Insurgente Galeano:
Subcomandante Insurgente Moisés:
Daniel Inclán – Pedagogía de la crueldad, o cómo la violencia se hace cotidiana:
Gustavo Esteva:
Manuel Rozental:
Sergio Tischler:
Diario Modernindad Democrática, del Movimiento de Liberación Kurda – La modernidad democrática contra la modernidad capitalista (participación escrita):
John Holloway:
Subcomandante Insurgente Moisés:
Por: Eugenia Gutiérrez. Colectivo Radio Zapatista.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
7 de mayo de 2015.
Primera parte
Las incansables. Las que nos levantan. Las que transforman cada burla y cada golpe en desafío. Sobre el templete del auditorio de Oventik hace unos días, una mujer de pie nos observa. Es maestra de ceremonias, sostiene su cuadernito de apuntes del programa como si sostuviera a una criatura, no nos dice su nombre, nos mira en silencio durante horas.
En el templete del auditorio de la Unitierra, anoche, tres generaciones de mujeres nos enseñan y nos cuidan. El privilegio de escucharlas presentando ponencia en una universidad como no hay otra. Nada de víctimas que se autocompadecen. Nada de venganzas. Ni pobrecitas de nosotras ni pobres de ustedes.
De entre las luchas feministas en distintas partes del mundo, seis intervenciones abordan la problemática actual provocada por un patriarcado milenario y terco que ha encontrado en el capitalismo su camino mejor pavimentado.
Desde el Kurdistán, una compañera viene a entregar a las zapatistas una bandera para unificar dos luchas reales, completamente radicales. Un saludo para el maestro zapatista Galeano porque “él es nuestro maestro. Lo seguimos”. Un mensaje de Abdulla Öcalan, fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), detenido en 1998, único preso en la isla turca de Imaril. Tanto le temen que lo vigilan mil soldados. Apoyándose en una lucha de décadas, Havin Güneser del Movimiento de Liberación Kurdo nos explica lo fundamental que ha sido la lucha de las mujeres para su resistencia mientras pone el dedo en la llaga: “La esclavitud de las mujeres constituye el origen de todas las formas de esclavitud” y, por tanto, de todos los problemas sociales. Si somos “la primera colonia”, para entender el origen del capitalismo hay que escudriñar el origen del patriarcado. Así de complicado, así de sencillo.
Llevan 40 años tratando de aprender “por qué todos reproducimos al sistema”. Y Öcallan ha propuesto a científicos sociales imaginar una “modernidad democrática”, pues se puede desmantelar el poder con alternativas centrales, locales y regionales que se muevan en lo horizontal y lo vertical, pero en equilibrio. Para hacerlo, hay que construir un “confederalismo democrático” como principio organizativo para una sociedad que sea moral, política, ecológica. Güneser nos cuenta de las presiones que el sistema ejerce todo el tiempo sobre mujeres y hombres. La peor, la ideológica, porque es ahí donde “capital y poder” se unifican. Pero tenemos “deberes intelectuales” y podemos construir “no una forma alternativa de estado sino una alternativa al estado mismo”.
“La imaginación debe ser lo que nos caracteriza”. La lucha kurda lo ha aprendido identificando sus errores, observando con atención las formas reaccionarias con que el capitalismo vive sus cambios, ajustando sus estructuras organizativas, atenta para “no vivir dependiendo de la piedad de otros”. Los pobres de antes se rebelaban. Los de hoy, “sueñan con ganar la lotería”. Desde su experiencia autodefensiva, rebelde, nos exhortan a “romper los muros en nuestra mente” sin dudar, pues “todo lo que ha sido construido por la mano humana puede ser demolido por la mano humana”.
Karla Quiñónez explica en video la problemática de las mujeres migrantes en Nueva York, corazón de piedra del capitalismo. Migrar “es ser un ser humano fantasma” que, siendo mujer, está además acostumbrada a la opresión. Insiste en que hay métodos usados diariamente por el sistema capitalista para acostumbrarnos a esa opresión, para obstaculizar nuestro libre pensamiento, para convencernos de que merecemos ser oprimidas, ¿o de qué otra forma aceptarían las migrantes latinas quedarse encerradas en sus casas, autoencarceladas durante seis o siete años? Karla reconoce fallas organizativas, propuestas como la “descentralización” que no funcionaron, que desembocaron “en un falso autonomismo”, pero nos dice que su grupo de trabajo aprende y cambia construyendo centros competitivos para mujeres que, aún en la mayor de las opresiones, tienen la riqueza de ser “herederas de la lucha de la comunidad” que dejaron atrás.
Desde Argentina, Silvia Federici envía un análisis leído por Paulina Fernández. Federici se concentra en explicar el contexto social y económico en el que el capitalismo se apropia de nuestros cuerpos y de nuestro trabajo. Más de treinta años de reestructuración global de la economía, cuyo pilar ha sido “el ataque sistemático contra los medios más importantes de nuestra reproducción: la tierra, la vivienda, el trabajo asalariado” precarizándonos la vida, trazándonos un futuro terrible porque no se trata de métodos transitorios. “La destrucción de nuestra riqueza común” es parte del plan. Así se diseña una clase trabajadora “sin garantías, sin protecciones, lista para ser trasladada de un lugar otro”. Al expropiarnos la tierra, ya sin arraigo, se nos priva “de los medios básicos de reproducción”. La globalización como historia de afectaciones terribles, como respuesta violentísima a la organización laboral, a las rebeliones de fines del siglo pasado.
Vivimos en el momento histórico de “la guerra interminable” que quiere lucrar con todos nuestros recursos, que nos hace desplazadas y desplazados de la tierra, apretujándonos en ciudades donde nuestra sobrevivencia depende del mercado. En ese contexto analiza Federici la violencia contra las mujeres. Y si vivimos dentro de un esquema que le ha declarado la guerra a la reproducción y a la vida, pues las más afectadas serán las mujeres, sobre todo las más pobres. A esto suma Federici la complicidad de los hombres en casa, “representantes del estado y del capital”. Luego hace un llamado a generar formas propias de combate a estos procesos perfectamente planificados de apropiación de nosotras, formas como las que han desarrollado las comunidades zapatistas.
Por la Red de Feminismos Descoloniales hablan tres mujeres. Mariana Favela lanza una crítica a los conceptos porque los piensa como estructuras rígidas que nos limitan. Nos exhorta a no mirar la historia “como un compendio de fracasos y de derrotas”. En cuanto al capitalismo, propone escarbar en los fundamentos del patriarcado para entenderlo.
Márgara Millán nos habla sobre los procesos por medio de los cuales “se nos impone” el estado actual que vivimos e invita a reflexionar “no sólo para oponernos” sino “para construir algo distinto”, para sobreponernos a las que ella ve como “dos de las contradicciones fatales del capitalismo: su relación con la naturaleza y su impulso al crecimiento infinito y descomunal”.
Coincide con Federici en el análisis de los procesos que llevan a nuestra precarización y al “tráfico de todo lo que se pueda vender”. Nos recuerda que este tiempo nuestro, el presente, “es uno que comparte un mismo y solo espacio”, pero no es unívoco ni homogéneo como nos dice el capital, sino “una eclosión de temporalidades múltiples que hoy emergen y que detienen el impulso de ese tiempo” unívoco. Márgara observa que, desde esa temporalidad arraigada a todo lo que permite la vida y la sobrevivencia, es en el tiempo de las mujeres “donde es más claro y llano que estamos en un tiempo de peligro”. Luego nos invita a despertar de “la creencia de eso ya dado”.
Sylvia Marcos retoma la caracterización teórica que ha hecho de la lucha de las mujeres zapatistas, planteando que lo que distingue su feminismo de otros es, por una parte, la lucha comunitaria al lado de los hombres y, por otro, la afirmación “somos iguales porque somos diferentes”. Cuestiona el empoderamiento que han buscado y buscan otros feminismos. Nos dice que “la realidad no cabe en la teoría” y que “no alcanza la teoría feminista actual” para explicar a las zapatistas.
Segunda parte
Hablan de pie seis mujeres zapatistas, una de ellas, no indígena.
La comandanta Míriam nos lleva a tiempos oscuros de opresión y acasillamiento. La narración de las afrentas que ella y las comunidades tuvieron que soportar antes de 1994 nos acalambra de vergüenza por vivir en un país que permitió eso, por ser parte de eso. Y, para colmo, la herencia, el mal ejemplo, la tentación de ser “el patroncito de la casa” incluso dentro de este movimiento libertario. Las mujeres zapatistas en su casa “como en la cárcel” sólo por ser mujeres, porque “no somos bienvenida en este mundo”. De los niñitos que vivieron la explotación del acasillamiento, Míriam nos cuenta que los patrones los usaban como compañía para sus mascotas, fueran perros o monos. Tenían que andarlos siguiendo, hacer lo que el animal hacía. “Donde va el mono va el niño”. Ocurrió en los días aciagos en que “no tuvimos la libertad”. Hoy la tienen porque la construyeron. Lo sabe un auditorio abarrotado que le aplaude de pie hasta que duelen las manos.
También comandanta, Rosalinda refrenda lo dicho por Míriam. “Es todo cierto. Fuimos maltratadas, humilladas, despreciadas porque nosotras nunca sabíamos si tenemos derecho de organizarse, de participarse, de hacer todos tipos de trabajo”. Rosalinda describe la luz que dejó entrar su rebelión del ’94. “Estábamos todas en la oscuridad, porque no sabíamos nada”, recuerda. Pero sabían pelear y la clandestinidad las fue reclutando una por una y pueblo por pueblo. Se organizaron y a ella la nombraron responsable local. Se fueron formando milicianas e insurgentas. “Cuando ya no aguantaban el maltrato” de “los pinches capitalistas”, se alzaron en armas. “Ahí lo vimos que sí tenemos el valor y la fuerza” igual que los hombres. Hoy Rosalinda es responsable regional y se traslada de comunidad en comunidad para que las mujeres sepan “que sí es necesario que haiga la participación de la mujer” porque “para hacer una revolución, no sólo los hombres. Tiene que hacer entre hombres y mujeres”.
La comandanta Dalia refrenda lo dicho por Rosalinda. Fue en el ’94 cuando “supimos que tenemos el derecho como mujer, donde nos despertamos”. Se organizaron por pueblos y regiones “para una lucha para el bien del pueblo sin que tengamos estudio”. Nos dice que en 1994 tuvieron el valor “de mandar a pelear nuestros esposos, nuestros hijos, nuestras hijas”, sabiendo que enfrentar al enemigo “no es nada fácil, porque bien regresa vivo o muerto”. Sabían “que ellas tenían que tener esa responsabilidad de crecer a nuestros hijos y hijas que quedan”. Ahí, al filo de la muerte, en ese “primer valor de las compañeras” es donde las zapatistas “nos dimos cuenta que pensamos igual que los compañeros hombres”.
Para ser suplenta, nos explica Dalia, hay mucho trabajo previo, muchas reuniones, “visitar pueblos cada poco tiempo para organizar más las compañeras y compañeros”. Es básico educar a la infancia “para que no vayan creciendo nuestros hijos con esa mala idea” del capital y la explotación. Dice que las mujeres zapatistas “ahí vamos haciendo nuestra lucha” a base de paciencia, porque la tienen, porque son los hombres los que “no tienen paciencia”. Su voz se entristece un instante: “Aunque fueron cabrones los compañeros hombres” y “hay algunos cuantos todavía que se ponen cabroncitos, pero ya no son todos”. Luego parece alegrarse cuando nos informa que ya no pasa lo que nos contaba Míriam, pues “las mujeres ya no se quedan humilladas”, se quejan ante las autoridades autónomas. Dalia quiere levantarnos “contagiándonos, pero no de enfermedad sino de buena idea”.
Toca el turno a dos jovencitas, nacidas ya en tierras rebeldes y que participaron en el homenaje al maestro Galeano y a Luis Villoro el pasado 2 de mayo. La compañera base de apoyo Lizbeth, hija del maestro asesinado, habla por esas “jóvenas” que “ya no conocimos lo que es un cacique” ni un patrón y que “todavía tenemos pena de participar”. Luego nos describe los logros de la autonomía zapatista en materia de salud. Ya no hay chiquitos acompañando al mono, ya no hay niñas cuidando mascotas. La generación nacida en libertad cuenta con “ultrasonido, papanicolau, colposcopías, parteras, hueseras, plantas medicinales”. No conocieron las dudas sobre su ser mujeres. La hija sin su padre no titubea cuando asegura: “Sí tenemos el valor de luchar, sí los podemos hacer los trabajos”.
La compañera escucha Selena no es menos contundente. Nos explica detalladamente lo que sucede con la juventud que no aprovecha la televisión para ver algo importante, algo útil e informativo, sino que cae en la trampa capitalista de la distracción. Esto nos recuerda París. Las niñas y los niños pobres de un país rico que han ido cambiando con las décadas, nos dicen sus profes de teatro. Ya no tienen ánimo, ni fuerza, ni entusiasmo. La tele, el celular, el internet, las casas vacías de familia, la automatización de los seres pensantes, la autodesvalorización autoasumida, la violencia capitalista. A contrapelo de esa violencia, de manera organizada y sin que sus familias bajen la guardia, las niñas y los niños zapatistas han experimentado un cambio al revés en las comunidades más pobres de un país pobre. Selena, zapatista, es una joven que usa bien el celular y las teles pero “no para distraernos” sino burlándose del capitalismo. Su generación se ríe de quienes usarían zapatos de tacón en el lodo, también de quienes les llaman pobres y se van de migrantes, pues esos migrantes “son pobres-pobres” porque vuelven de la migración transformados. Su generación declara: “somos pobres, pero ricos de vivir”.
Otra parte
Por último, entran en escena mujeres de otros tiempos. Las primeras insurgentas, las de ayer que son origen de la rebeldía de las mujeres zapatistas. Las de hoy y mañana, generaciones más pequeñas: Toña, Lupita, Estefanía, Defensa Zapatista. Junto con las mujeres presentes a quienes acabamos de escuchar, son mujeres que con sus logros están trazando la derrota de una “hidra” machista infiltrada en la organización, derrota que redacta esta “visión de los vencidos”.
Disfrazado de hombre, sup Galeano nos habla desde la mujer dentro de él, desde una voz colectiva de mujer no indígena que “aún no sabe que es zapatista”. Él dentro de ella, retoma parte de un trabajo de sup Marcos donde la mujer se desgarra en un dilema. A la necesidad natural de abrirles grietas, sin herirlos, a los muros del alma de sus compañeros “machistizados” por el sistema de opresión que quiere definirnos, se suma el imperativo ético de agrietar su propio corazón para responder al desafío zapatista de ser “mejor persona, mejor mujer”, pero “sin dejar de ser lo que eres”. El dilema radica en que la mujer no indígena tiene que lograr que esas grietas no se vuelvan cicatrices, tiene que cargarlas abiertas como lo harían las mujeres zapatistas para responder a la pregunta “¿y tú, qué?” Sobre el amor con que ellas te acercan a su lucha, la mujer no indígena nos grita que “te obliga a que te hagas responsable de ese amor. No te deja ni un pinche rincón donde esconderte. Pinche zapatismo”.
Este feminismo desafiante no es como otros. Nace al filo de la muerte, se pregunta para qué, desde dónde y con quiénes, pero también contra quiénes y cómo. La mujer de pie en el auditorio de Oventik, observadora y cuidadosa, tímida y valiente a la vez, una mujer que podría ser nosotras. Nosotras que no podríamos ser ella. Ante nuestros feminismos urbanos contestatarios y arrojados, tan seguros de lo que merecemos, ésos donde disfrutamos la comodidad de ser incómodas, éste da miedo. Es un feminismo de tiempo completo donde la mujer sabe que no es nada nunca y en ningún lugar, a menos que sea en colectivo, en comunidad, en organización transformadora que lucha por sus derechos y por la liberación de una patria y un planeta. Un feminismo zapatista. Así de sencillo, así de complicado.
El 6 de mayo de 2015, acercándose a las 12:00, quedará en nuestra memoria como una noche en que habló la madre de los bohemios arrebatándoles sus tarros de cerveza y quebrándolos en el suelo, pero a lo lejos porque son sus hijos y no quiere lastimarlos. Una noche que no podría haber sido en otra lucha que no fuera autónoma, rebelde, consciente, y con mucho trabajo aún por delante.
La historia del movimiento kurdo señala que el verdadero logro del capitalismo es hacernos creer que es eterno cuando no lo es, cuando lo eterno es “la libertad y la vida libre”. La historia del movimiento zapatista lo demuestra. ¿Por qué permitir que el patriarcado nos convenza de su eternidad? Lo dicho por las mujeres que enfrentan al Estado Islámico y al capitalismo en el Kurdistán parece dicho por las mujeres que enfrentan al estado mexicano y al capitalismo en Chiapas: “existimos y tenemos el derecho de seguir existiendo”.
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Gilberto López y Rivas:
Immanuel Wallerstein – Los movimientos antisistémicos y el futuro del capitalismo (escrito):
Pablo González Casanova – Crisis terminal del capitalismo o crisis terminal de la humanidad (escrito):
Salvador Castañeda O´Connor:
Michael Lowy – El ecosocialismo como alternativa radical (escrito):
Subcomandante Insurgente Moisés – Nuestras armas son la resistencia y la rebeldía:
Havin Güneser, Movimiento de Liberación Kurdo (ESPAÑOL):
Havin Güneser, Kurdish Freedom Movement (ENGLISH):
Karla Quiñonez (video):
Mariana Favela:
Silvia Federici (escrito):
Márgara Millán:
Sylvia Marcos:
Comandanta Miriam:
Comandanta Rosalinda:
Comandanta Dalia:
Compañera base de apoyo Lisbet:
Compañera escucha Selena:
Subcomandante Insurgente Galeano:
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