Esta es una carta abierta para «las y los compañeros de siempre, a las y los amigos de siempre, a las y los hermanos de hoy; a quienes no conozco pero se sumaron a la causa de mi liberación y acompañan las causas de la liberación de los pueblos; a la solidaridad nacional e internacional». Así comienza esta carta de Rubén Herrera y Cecilia Mérida, activistas guatemaltecos perseguidos por defender la vida y la madre tierra, quienes buscan apoyo y solidaridad en su lucha en contra de los proyectos Cambalan I y Cambalan II: «El mayor peligro al que se me enfrentó y por lo tanto se enfrenta el pueblo de Santa Cruz Barillas es la impunidad con la cual sigue actuando la empresa Hidralia-Ecoener/Hidro Santa Cruz. La persecución hacia mi persona, hacia los líderes comunitarios no tiene nombre, la cual se ha extendido a todos los pueblos del Norte de Huehuetenango. Luis Castro Valdivia, originario de Galicia, España, propietario de dicha empresa no ha cesado en las amenazas, persecución, compra de voluntades y sobre todo en actos delincuenciales con el objetivo de instalar su proyecto Cambalan I y Cambalan II.»
Aquí la carta abierta:
A las y los compañeros de siempre, a las y los amigos de siempre, a las y los hermanos de hoy; a quienes no conozco pero se sumaron a la causa de mi liberación y acompañan las causas de la liberación de los pueblos; a la solidaridad nacional e internacional:
Mi captura y encarcelamiento, como también ha sucedido con los casos de los otros presos políticos, son una demostración del poderío de muerte que tienen las empresas transnacionales extractivas en este país. Hizo evidente que quienes defendemos nuestros territorios seremos perseguidos, acusados injustamente y cuando ya no puedan con nosotros, seremos asesinados, de ello sobran ejemplos de dolor en Santa Cruz Barillas, El Quiché, San Juan Sacatepéquez, Monte Olivo, Santa María Xalapán, Valle del Polochic, Totonicapán.
El 30 de mayo del presente año, después de tres meses de cárcel se realizó la audiencia para conocer las acusaciones en mi contra interpuestas por la Empresa española Hidralia-Ecoener/Hidro Santa Cruz, según los casos 176-2009 por detenciones ilegales, amenazas, instigación a delinquir y el caso 65-2012 por amenazas, allanamientos, secuestro, terrorismo, detenciones ilegales, coacción, incendio, actividad contra la seguridad interior de la nación, atentado contra la seguridad de servicios de utilidad pública.
En esta audiencia el Juez no encontró prueba alguna para ligarme a proceso por el caso 65-2012. Pero quedó abierta la causa 176-2009 y para dilucidarla se realizará una próxima audiencia este 10 de diciembre de 2013. Esperamos, como siempre, su solidaridad y que estén atentos a los resultados de la misma. El mayor peligro al que me enfrentó y por lo tanto se enfrenta el pueblo de Santa Cruz Barillas es la impunidad con la cual sigue actuando la empresa Hidralia-Ecoener/Hidro Santa Cruz. La persecución hacia mi persona, hacia los líderes comunitarios no tiene nombre, la cual se ha extendido a todos los pueblos del Norte de Huehuetenango. Luis Castro Valdivia, originario de Galicia, España, propietario de dicha empresa no ha cesado en las amenazas, persecución, compra de voluntades y sobre todo en actos delincuenciales con el objetivo de instalar su proyecto Cambalan I y Cambalan II. Ante esta acometida la Dignidad y Resistencia de los Pueblos se ha fortalecido, prueba de ello son las comunidades en resistencia donde mujeres y hombres, niños, adultos y ancianos se instalaron en defensa de su territorio y se nombraron “Nuevo Amanecer” indicándonos el camino a seguir, enseñándonos que la lucha y la resistencia comunitaria no se detiene.
El gobierno de Otto Pérez Molina ha demostrado de muchas formas la protección hacia esta y otras empresas en distintos puntos del país, como San Juan Sacatepéquez, San José del Golfo, San Rafael Las Flores, Mataquescuintla, Santa María Xalapán, Izabal, Cobán, Valle del Polochic, Totonicapán, San Miguel Ixtahuacán. Todas estas empresas tienen un mismo código de conducta como lo es irrespetar la vida. Cientos de comunidades, familias y organizaciones lloran hoy la ausencia de seres queridos, desde pequeños niños, hasta ancianos que nos fueron arrebatados por la fuerza irracional de las empresas transnacionales y las fuerzas de seguridad de este país, puestas a su servicio. La criminalización, la impunidad y el estado de indefensión en que nos encontramos sólo es reflejo de hacia dónde pretenden llevarnos en el marco de una conflictividad social de la cual no somos responsables como nos acusa este gobierno. Durante mi captura y encarcelamiento y otros hechos similares nos encontramos también con otro poder y es el poder que emerge desde abajo, desde los márgenes, desde las orillas, desde quienes históricamente hemos sido considerados los “sin voz”. Este poder nos mostró que somos capaces de inundar las calles, las cárceles, las salas de audiencia. Desde mi experiencia puedo nombrarlo como la solidaridad que fortalece la conciencia e irradia energía en ambas direcciones. Si en este país todas y todos estamos presos, también es certera nuestra liberación en la medida que nos hagamos parte de una lucha colectiva que nos necesita a todas y todos.
Anteriormente agradecí toda esa energía que me llegó por diferentes caminos, hoy los llamo, los llamamos nuevamente para que nos concentremos, nos comprometamos a seguir en esta lucha que tarde o tempranos tenemos que detener, porque es urgente que nuestra energía esté puesta en labrarnos caminos de realización personal, comunitaria y colectiva.
Hoy hay presos políticos, veintiocho órdenes de captura y persecución en Santa Cruz Barillas. La intención de esta carta abierta es para solicitar en todas las direcciones posibles a nivel nacional e internacional la solidaridad, no hacia mí en lo particular, sino a todo lo que está alrededor y que causa mucho dolor en las familias, en la comunidad, en los Pueblos y en todo el país. Tiene que haber alguna forma de detener ese dolor, pero también su continuidad implica más reacción, más necesidad de visibilizarnos y por lo tanto más necesidad de organizarnos, de generar nuevos liderazgos y de provocar nuevas unidades colectivas que sumen brazos, que suman mentes y que sumen solidaridades hasta hacer que el Nuevo Amanecer llegue para nosotros y la humanidad entera.
Un abrazo a todas y todos con mucho corazón y con suficiente energía para esperar y engrandecer esa solidaridad, con cariño.
Rubén Herrera y Cecilia Mérida
Huehuetenango, 1 de diciembre de 2013