El sacerdote Alejando Solalinde, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano y director del albergue “Hermanos en el Camino”, llegó a Chiapas para compartir sus reflexiones sobre el pueblo migrante que transita por las tierras de México.
Más que citar las palabras de Solalinde resaltamos aspectos que compartió para entender la necesidad de aprender y comprender de la vida de los migrantes.
LA VIOLENCIA DE ORIGEN.
La gran mayoría de los migrantes provienen de los países de Guatemala, El Salvador y Honduras. Las causas actuales que están provocando la salida de más centroamericanos son el crecimiento de la delincuencia. En el caso de Honduras, muchos jóvenes salen huyendo de la amenaza de reclutamiento forzado, por parte de las pandillas delictivas, quienes les piden cobrar el “derecho de piso” a comerciantes locales.
La violencia política reflejada en la inseguridad y la pobreza, origina a que los jóvenes no tengan otra opción que ser sicarios de los cárteles de las drogas, cárteles importados de México, como el Cártel de Sinaloa y los Zetas. En donde los nuevos sicarios no durarán más de dos años, según palabras de Alejandro Solalinde.
A la vez, las transnacionales se han adueñado de estos países, como sigue contando, en el ejemplo de Honduras, en donde árabes e italianos, junto con algunas familias del país, se reparten el pastel de tierra, desplazando la población a la miseria.
Entonces muchos migrantes están saliendo de su país ya no tanto por la necesidad económica, sino por las muertes que originan la desigualdad social, la muerte entre hermanos.
MÉXICO.
Y México cumple el rol de ser el vecino de los Estados Unidos, implementando las politicas migratorias diseñadas desde los norteamericanos. El lugar mortal que es Mexico, usa los centros de migración como cárceles para enjaular a los inmigrantes por faltas administrativas, faltas que no ameritan el encarcelamiento. Como siempre, en la práctica todos los derechos se atropellan. La Paz sólo queda en papeles.
EL SISTEMA
Hace unos meses Barak Obama pronunciaba que existe un «asunto humanitario urgente”, ya que, en lo que va de este año, al menos 52,000 migrantes, son menores de edad.
Según Solalinde, ahora estamos a punto de un colapso humanitario, en donde las relaciones humanas y las condiciones de vida primordiales como el hogar, la comida y el trabajo, están en el último escalón de oportunidades para sobrevivir.
“Personas de desecho” “material de desecho”. Eso es lo que son para el sistema los migrantes y los pobres económicamente. “Todo por el pinche dinero”, porque ahora somos como artículos de adquisición y totalmente desechables, el sistema quiere deshacerse de nosotros.
IGLESIA
A decir del papel de la iglesia, Solalinde mantiene su fuerza por un Jesús Migrante, el Jesús que luchó contra el sistema de los tiempos pasados. No es el Jesús oficial, el Jesus ligth, el Jesús sin propuesta. Y resume la lucha por el respeto a los derechos de los migrantes en ser buenos como lo pide Dios y “punto”.
LOS MIGRANTES
Solalinde invitó a ver en los migrantes una oportunidad de reflexionar: ¿Cuál es el lugar para los migrantes? Porque, “No es oportunidad para sentir lástima de nadie”. Ellos son pioneros de un nuevo sistema, son los que están empezando otro mundo, como un foquito que nos irá alumbrando; nos invitan a pensar cómo estará México en los próximos años, en esta dictadura disfrazada de democracia.
Yolanda3 agosto, 2014 at 10:13 am Responder
en esta reflexión, Solalinde es fiel transmisor de las preocupaciones y sufrimientos verdaderos de las y los migrantes que pasan por México…Asi lo viven y lo sienten.