Por Gaspar Morquecho Fuente: Agencia Latinoamericana de información
El Congreso Diocesano Pastoral de la Madre Tierra
Igualdad en la justicia… 40 años antes… I
Los días del 22 al 25 de Enero, se llevará a cabo el Congreso Diocesano Pastoral de la Madre Tierra en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, para conmemorar el XL Aniversario del Primer Congreso Indígena de Chiapas Bartolomé de Las Casas y el LV Aniversario de Samuel Ruiz como obispo en Chiapas.
Un poco de antecedentes y contexto…
A principios de la década de 1970, el gobierno de Luis Echeverría Álvarez promovió la creación del Movimiento Nacional Indígena (1973) y la realización del Primer Congreso Indígena de Chiapas (1974). De 1971 a 1975, se realizaron 56 congresos regionales indígenas patrocinados por el Estado (con el apoyo de instituciones oficiales como el Instituto Nacional Indigenista, la Secretaria de Educación Pública, la Secretaría de la Reforma Agraria y la Confederación Nacional Campesina), como actos preparatorios al primer Congreso Nacional de Pueblos Indígenas, que se realizó en 1975 en Janitzio, Michoacán. De este congreso resultó la constitución del Consejo Nacional de Pueblos Indios (CNPI), con la participación de los Consejos Supremos, como representaciones de cada una de las etnias de este país. La Carta de Pátzcuaro, que se produjo en aquel congreso, refleja la versión oficial de la cuestión indígena: la situación de los indígenas era producto de su “marginación del desarrollo social democrático”, que sería resuelto “por la acción revolucionaria del gobierno y del pueblo todo de México”. De esa manera, el gobierno mexicano resultaba ser el mejor aliado de los indígenas” (1)
Cuentan que Luis Echeverría y Manuel Velasco Suárez invitaron a Samuel Ruiz para que organizara el Congreso Indígena en Chiapas convencidos de la débil presencia de sus gobiernos en las regiones indígenas de Chiapas sin imaginar los resultados.
En un solo corazón todos caminamos, en un solo corazón todos construimos nuestra liberación…
“Durante los años setenta, Chiapas experimentaba un momento de movilización social especialmente indígena y campesina, de gran fuerza política y social. La presencia de la Iglesia Católica progresista impulsada por el recién nombrado obispo de la diócesis de Chiapas tuvo un gran impacto en la organización y movilización social de los indígenas. La participación ‘secular’ de la Iglesia Católica en los procesos organizativos indígenas y en la naciente subjetividad agencial de éstos tiene un primer momento con resonancia regional y nacional con la organización del Primer Congreso Indígena de Chiapas Bartolomé de Las Casas de 1974. A pesar del gran papel que tuvo Samuel Ruiz en la organización del evento, las demandas ahí presentadas por los representantes de las cuatro etnias con más presencia en la zona de Los Altos de Chiapas y de la selva rebasaron cualquier intento de ‘apropiación intelectual’ del Congreso por parte de la Iglesia o del gobierno del Estado cuya participación fue mínima una vez comenzada la tarea de organización encomendada a Samuel Ruiz. El proceso de organización y planeación del Congreso fue integrado por un equipo reducido de promotores indígenas ‘de diferente tendencia y signo’. No había homogeneidad entre los promotores, existía ‘un supuesto de buena voluntad’ y una preocupación por ‘el pueblo’. Así describe la complejidad del proceso organizativo Jesús Morales Bermúdez, quien formó parte de la organización en el norte del estado en la zona ch’ol:
En una parte existió mayor apego a la llamada ‘doctrina social cristiana’ (…); en otra, la inclinación a leer los movimientos de la sociedad desde las propuestas sociológicas de entonces; en otra, la propensión a una explicación marxista de la historia, con sus variantes ‘leninista’ y ‘maoísta’. …Es hasta alcanzado el evento de agosto (se refiere al sub congreso) que el grueso de la iglesia diocesana piensa al Congreso como un logro propio y como una instancia de su dependencia. Sin embargo, para entonces el Congreso adquiría su propia dinámica bajo una guía colegiada en la que participaban los seis promotores, el asesor de traductores y ocho coordinadores indígenas.” (2)
Como en todo el mundo las fechas son importantes, simbólicas. Son memoria. El Primer Congreso Indígena se realizó en octubre de 1974, año en que se cumplieron 500 años del nacimiento de Fray Bartolomé de Las Casas, el fraile dominico “defensor de los indios”:
“Con este motivo, las comunidades indígenas de Chiapas – tzeltales, tzotziles, tojolabales y choles – en pie de lucha y para rescatar nuestra dignidad y nuestro derecho a la tierra, a la educación y a la salud; unidas en contra la explotación y exigiendo respeto a nuestra forma de vida dentro de la nacionalidad mexicana, hemos realizado el Primer Congreso Indígena para volvernos a organizar y luchar con mayor fuerza, sobre la base de que somos trabajadores del campo y porque sabemos que en la unión está la fuerza para que los oprimidos de México salgamos por fin en la libertad.” (3)
Para llegar ahí, a lo largo de un año los indios de Chiapas habían participado en la organización del Congreso, contando con el apoyo de su obispo, agentes de pastoral y asesores externos, algunos de ellos vinculados con organizaciones revolucionarias. La metodología fue sencilla y eficaz. Se trataba de sembrar y cosechar la palabra. Con la participación de miles de indios – mujeres y hombres – la palabra se multiplicó, en sus comunidades compartieron sus penas y sufrimientos, sus deseos y aspiraciones. La palabra se hizo una en los encuentros y pre congresos regionales. La palabra fue de todos, se hizo común y un solo corazón los días 13, 14 y 15 de Octubre de 1974.
Tierra
Antiguamente, la tierra en donde vivimos la poseímos comunitariamente, como consta por los documentos antiguos, algunos de los cuales tenemos en nuestro poder… Exigimos que las tierras comunales que quitaron a nuestros padres, que nos la devuelvan… Creo que de la tierra y el trabajo viene la raíz de la miseria que nos viene afectando en todas partes… que hemos confrontado durante 500 años de este sumidero… Los indígenas dueños de las tierras pasaban a ser ‘acasillados’… Los que aún permanecen son los más pobres, atados en servidumbre a sus dueños, con sueldos de hambre y sumidos en el alcoholismo. Sin escuelas, sin atención médica, son presas de epidemias y así vienen a ser los más oprimidos de los grupos indígenas… Dado que muchas de nuestras tierras son pobres y erosionadas, tenemos que salir temporalmente a alaquilar tierras ajenas como medieros (…) también salimos a las fincas cafetaleras donde nos roban nuestra fuerza de trabajo, nos dan sueldos de hambre y recibimos mal trato…
Comercio
Queremos decir a nuestros compañeros que el trabajo indígena es duro, y ese trabajo tan duro da muy poco. El fruto de la tierra no da ganancia para nosotros sino para los comerciantes que vienen a comprarnos. Lástima de tanto trabajo. Vendemos algunas gallinas, algunos puercos, huevos, tres o cuatro bultos de café, frutas; lo vendemos barato… siempre es así; vendemos barato, compramos caro y malo.
Los tzeltales sufrimos muchos engaños al vender nuestros productos: Engaña el comprador de puercos… Engañan los compradores de café… Engañan los compradores de palma… Engañan las compañías chileras… Engañan las compañías madereras… Engañan las instituciones de gobierno… Engañan compradores de otros estados… Queremos un mercado indígena…
Educación para la liberación
Vemos que la instrucción que se da en nuestras comunidades es muy pobre. En muchos lugares no hay escuela, pero donde hay, sólo llega hasta tercer año… Sólo se enseña a leer y a escribir, pero muchas veces después que los alumnos salen de la escuela se les olvida porque ya no tienen en que leer… También vemos que la escuela como está, no es de acuerdo a nuestras necesidades, a nuestras costumbres, a nuestra cultura… Queremos que hablen nuestro idioma y que enseñen conforme a las necesidades de la Comunidad… Se necesitan escuelas para adultos… Que haya orientación para poder romper el círculo vicioso de explotación…
La salud es vida
Los médicos están concentrados en las ciudades y nunca salen al campo… Ignoran la lengua tzotzil… no conocen nuestras costumbres y sienten un gran desprecio por el indígena… En los Centros de Salud nos tratan mal, por eso no tenemos confianza… Asimismo las enfermeras nos tratan como si fuéramos cosas… Por eso la medicina del doctor es como si no existiera… Además la medicina es cara… Es un negocio… se nos vende medicina mala o ya pasada… Por eso no confiamos en la medicina de los doctores… Necesitamos organizar nuestra comunidad para que podamos cuidar la salud…
Fuerza en el corazón
Todo lo que hemos denunciado de injusticias en este Congreso, no es para que venga la tristeza a nuestro corazón; sino para tener más fuerza en organizar nuestras comunidades…
Sigamos adelante
Los días 13, 14 y 15 de octubre de 1974 llegamos a San Cristóbal de Las Casas a celebrar nuestro Congreso. Hablamos de injusticias y necesidades, del atraso y la explotación en que vivimos. Hablamos del problema de la tierra, del comercio, de la educación y de la salud. Nuestra voz fue para atacar a finqueros, acaparadores, malos maestros y malas autoridades. Para denunciar la forma en que vivimos aplastados. Nuestra palabra fue para hablar de la unión que hace falta para tener más fuerza.
El movimiento del Congreso sigue creciendo en las comunidades, porque el Congreso sólo fue el primer paso y ahora luchamos por la ORGANIZACIÓN y por cumplir nuestros acuerdos. Ya tenemos algunas cosas cumplidas, como la Subdelegación Agraria en San Cristóbal y el periódico en lengua indígena que pronto saldrá, pero todavía nos hace falta mucho camino por delante: unir a los campesinos indígenas de Chiapas y buscar la organización junto con otros grupos indígenas de nuestro país…
No hay duda que el Primer Congreso Indígena Fray Bartolomé de Las Casas de Octubre de 1974, definió los temas centrales de los indios: Tierra, salud, educación y comercio. Les dio a los indios mejores herramientas para encausar sus luchas. Por décadas orientó el trabajo pastoral de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Abrió espacios y encausó la lucha independiente de los indios y campesinos de Chiapas y a las izquierdas de México. Tampoco hay duda que el Estado se fortaleció y mantuvo bajo su control a la mayoría de la población indígena de Chiapas y de México.
A 40 años de aquel Congreso Indígena, 800 delegadas/os e invitadas/os asistirán al Congreso Diocesano Pastoral de la Madre Tierra. Con seguridad clarificará el rumbo a seguir de los pueblos indios en las próximas décadas. Me atrevo a decir que sus repercusiones pueden ser mayores en un contexto mundial, regional más complicado y adverso…
Continuará…
Igualdad en la justicia… 40 años después… II
…Ante la realidad que vive nuestra Madre Tierra, en la escucha de sus gritos, gemidos, y esperanzas, y desde nuestra opción diocesana por el cuidado y defensa de la Madre Tierra, nos hemos propuesto realizar un Congreso de la Madre Tierra, a realizarse los días 22 al 25 de Enero del 2014, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas…
Referencias:
(1) Consuelo Sánchez, Los pueblos indígenas: del indigenismo a la autonomía. Siglo XXI. p.p. 96 y 97. http://books.google.com.mx/books?id=r2hGM7-6cIEC&pg=PA95&lpg=PA95&dq=congreso+nacional+indigena+patzcuaro++gobierno+de+luis+echeverria&source=bl&ots=mkDe0a_aOS&sig=HXN3Q1e4S9ddTVH1jc9Y8IYtPXE&hl=es&sa=X&ei=SvDTUuL9B_DksASL54GIDA&ved=0CCwQ6AEwAA#v=onepage&q=congreso%20nacional%20indigena%20patzcuaro%20%20gobierno%20de%20luis%20echeverria&f=false
(2) José Salvador Ruiz Méndez, La subjetividad indígena en Ceremonial, de Jesús Morales Bermúdez. http://www7.uc.cl/letras/html/6_publicaciones/pdf_revistas/taller/tl47/la_subjetividad_t47.pdf
(3) Los textos en cursiva fueron tomados del folleto Igualdad en la Justicia que resume y sintetiza ponencias y acuerdos del Primer Congreso Indígena de 1974. El documento fue elaborado por Antonio García de León y Liza Rumazo. Las fotos son de Rogelio Cuellar. El ejemplar del folleto es parte del archivo de Jesús Morales Bermúdez al que agradezco de todo corazón haberlo compartido con nos y vos.
DOCUMENTAL MEMORIA DEL ENCUENTRO: «Ixim Winik»