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Venid a ver el humilde lugar de nuestra riqueza

El texto que a continuación se comparte es de Gary H. Gossen, cuando escribió «Los Chamulas en el mundo del Sol» en 1974 y que editó el extinto Instituto Nacional Indigenista.
Para los pueblos originarios de Los Altos de Chiapas este día es de suma importancia pues los difuntos llegan a visitarlos, llegan a probar los alimentos especiales que han sido hecho para ellos, compartiendo en un momento nostálgico de reunión espiritual. Compartimos pues una pequeña parte de esta basta creencia…

«Los rezos por los muertos (resal sventa hanima) son parecidos a las oraciones para laicos. En realidad, son pronunciados por legos y generalmente los conocen y emplean todos los adultos. Su clasificación como género aparte se debe al hecho de que su contexto es único. La gente usa las oraciones para los difuntos con el fin de que las deidades las ayuden a establecer comunicación con parientes fallecidos. Esto sucede únicamente en dos ocasiones: en los funerales y en la Fiesta anual de los Muertos, que se celebra desde el 30 de octubre hasta el 1 de noviembre. Los muertos son seres extraños, ya que no son humanos ni animales ni divinos. Pertenecen a una categoría intermedia, razón por la cual los vivos necesitan de la ayuda de un mediador especial para comunicarse con ellos. Esto explica, además, por qué no basta para tratar con los difuntos, el solo empleo del lenguaje para expresar lo sagrado o el lenguaje ritual formal.

Romerillo, Chamula, Chiapas, 2008; kuxaelan

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En el siguiente fragmento de oración para los muertos, el escenario es las primeras horas de la mañana del 1 de noviembre, cuando se supone que los muertos retornan a la tierra. A las dos en punto de esa madrugada, y en cada casa se prepara una comida muy esmerada, tanto para los difuntos como para los vivos. Se tiende una mesa, profusamente adornada con ramas de pino y caléndulas anaranjadas, para varios de los antepasados de la familia. Recibir un lugar a la mesa para los muertos, generalmente implica que el antepasado así homenajeado entregó o vendió, a los miembros vivos de la familia, importantes vienes, casi siempre tierras. Una vez que se les han servido a los difuntos generosas porciones de sopa de col (repollo), carne y otros manjares, y que las velas han sido encendidas, el jefe de la familia y su esposa empiezan a llamar a las almas de los muertos. También invocan a los espíritus de otros parientes, aparte de aquellos para los cuales se han servido la comida. Su llamado requiere de la ayuda de las deidades. Arrodillándose frente a la mesa, que ocupa el lugar del altar familiar, el marido y la esposa estallan en sollozos alarmantemente dramáticos y rezan en medio de las lágrimas, con los cuerpos balancéandose hacia atrás y hacia delante, en aparente estado de aflicción:
Ten misericordia de mí, Dios mío,
Ten misericordia de mí, Jesús,
Levántate, Salvador,
Levántate, Manuel,
Vuelve tu rostro florido hacia mí,
vuelve tu rostro florido hacia mí.

¿Han partido sus almas hacia nosotros?
¿Han comenzado sus ánimas a regresar?
¿Las (ánimas) de nuestros mayores,
(Las ánimas) de nuestros antepasados?
¡Ay, Dios mío!
¡Ay, Jesús!

Liberad sus almas y enviádnoslas,
Liberad sus ánimas y enviádnoslas,
Aquellas (ánimas) de nuestro mayores,
Aquellas (ánimas) de nuestros antepasados,

De nuestros abuelos,
De nuestras abuelas.
¡Ay, Padre!
¡Ay, Abuela!
¡Ay, Abuelo!
Venid a ver nuestra casa,
Venid a ver el humilde lugar de nuestra riqueza.

Hallad vuestro camino para venir a nuestra casa,
Hallad vuestro camino para venir al humilde lugar de nuestra riqueza.
¡Ay Padre!
¡Ay, Madre!

Hallad vuestro camino hasta nuestra casa,
Hallad vuestro camino hasta el humilde lugar de nuestra riqueza.

Venid, tomad y comed un poquito de col, (repollo)
Venid, tomad y comed un poquito de nabizas.
¡Ay! Rogad que los tres perdones sean dados,
¡Ay! Rogad que los tres perdones sean concedidos.

¡Ay, Dios mío!
¡Ay, Jesús!

¿Ha partido el alma de nuestro padre?
¿Ha partido el alma de nuestra madre?
¡Ay, Dios mío!
¡Ay, Jesús!

Pero todavía no llames a nuestras almas,
Pero todavía no llames a nuestras ánimas.
Llorad y haced mucho ruido debajo de la Cruz,
Llorad y haced mucho ruido debajo de la pasión.

Venid, comed y saboread vuestra col,
Venid, comed y saboread vuestras nabizas.

Venid y saboread la esencia de vuestras candelas,
Venid y saboread la esencia de vuestras flores.
Dios mío,
Jesús.

Liberad y enviadnos el ánima de nuestra madre.

Levántate, Salvador,
Levántate, Manuel.

Venid a ver nuestra casa,
Venid a v
er el humilde lugar de nuestra riqueza.
Padre
Madre.
Luego de pronunciada la oración, se sirve alcohol a los muertos y a los vivos. Luego estos últimos comen su comida, mientras las almas de los difuntos entran en la casa y tocan ligeramente la esencia de sus alimentos. En varios momentos a lo largo de todo el día de la Fiesta de los Difuntos, se repite el rezo.»

Romerillo, Chamula, Chiapas, 2008; kuxaelan
Romerillo, Chamula, Chiapas, 2008; kuxaelan

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