Por: Alejandro Reyes
Colectivo Radio Zapatista
La larga fila de bases zapatistas serpentea rodeando el auditorio para entrar del lado opuesto donde se aglomeran cientos de personas de muchos rincones del mundo. La sección delantera del auditorio está reservada para los zapatistas, unas 200 bases de apoyo, las mujeres enfrente, los hombres atrás, todas y todos con cuaderno en mano. Son estudiantes. Pero estudiantes sui generis. Estudiantes “videntes” y “escuchas”, encargadxs de escuchar, observar y llevar la palabra a las comunidades. Pero también encargadxs de reflexionar, cuestionar, debatir. Desde hace meses se preparan, aunque en realidad se puede decir que son años, siglos quizás.
Estamos en el encuentro L@s Zapatistas y las ConCiencias por la Humanidad, y hasta el sureste mexicano llegaron cientos de oyentes de muchas partes de México y del mundo y decenas de científicos, quienes en los próximos días compartirán sus saberes con lxs alumnxs zapatistas e intentarán responder sus preguntas.
Pero ¿qué tiene que ver un movimiento rebelde indígena y esas ciencias, que van de la biología a la astrofísica? ¿Cómo caben las ciencias “duras” en un lugar que más tendría que ver con el realismo mágico que con la “objetividad” científica, donde existen los gato-perros, donde una gallina es capaz de convertirse en pingüino, donde un subcomandante puede ser el escudero de un escarabajo, donde los muertos resucitan y botargas decretan su propia muerte, donde se es soldado para que ya no haya soldados, donde se manda obedeciendo, donde pescados aparecen en ríos secos tras una breve lluvia, donde se inventan periscopios invertidos para indagar la concretud de las raíces y donde una niña que sabe que Dios es redondo no cesa en su obstinado afán de abrir grietas en un muro a patadas?
Las ciencias, dijo el Sup Galeano en una carta a Juan Villoro, “tienen la posibilidad de reconstruir sobre la catástrofe que ya ‘opera’ en todo el territorio mundial. Y no hablo de ‘reconstruir’ en el sentido de retomar lo caído y armarlo de nuevo, a imagen y semejanza de su versión antes de la desgracia. Hablo de ‘rehacer’, es decir, ‘hacer de nuevo’. Y los conocimientos científicos pueden entonces reorientar la desesperación y darle su sentido real, es decir, ‘dejar de esperar’. Y quien deja de esperar, podría empezar a actuar”.
“Para nosotras, nosotros las, los zapatistas”, dijo el Subcomandante Moisés en la inauguración del encuentro, “hoy ha comenzado un nuestro largo caminar, en búsqueda a las y los otros quienes pensamos que con ell@s tenemos una gran responsabilidad de defender y salvar al mundo en que vivimos, artes de artistas, ciencias de científicos y los pueblos originarios con los abajos del mundo entero”.
Se trata por lo tanto de una “escuela” muy otra: una compartición en la que maestros y alumnos tienen en común la búsqueda de una ciencia al servicio de la humanidad, una ciencia que sirva como herramienta para crear otro mundo de entre los escombros dejados por la tormenta que ya está aquí. Compartición histórica, porque se trata de un intercambio entre iguales “manque distintos”. El encuentro equitativo de epistemologías al parecer desencontradas: la ciencia en su tradición occidental y los saberes de la rebeldía indígena.
Digo desencontradas porque la ciencia, como bien dijeron los diferentes científicos de diferentes formas, surge de un contexto occidental que se ha vuelto hegemónico, de una visión de mundo que se ha impuesto sobre todas las otras y que no pocas veces ha sido usada para justificar el despojo, la violencia, la colonización imperial. Una ciencia frecuentemente fundada en dualidades que sólo han traído destrucción y la imposición de unos sobre otros, que coloca a unos como superiores y a otros como inferiores en una escala de valores que se retroalimenta de sus propios conceptos.
Aquí no, aquí el encuentro es entre iguales, aunque unos sean maestros y otros alumnos, en una búsqueda común por alternativas ante la catástrofe que nos acomete. Por eso lxs zapatistas pasaron meses preparándose y así, tras larga reflexión colectiva, plantearon una serie de preguntas iniciales para los científicos, expresadas en la voz del Sup Galeano. Preguntas como: “Cuando nace un bebé y sólo su corazón palpita, está vivo pero el cuerpo esta verdusco, muerto, está inmóvil, entonces en un recipiente con agua hirviendo, se coloca la placenta del bebé y sin cortar el cordón umbilical, el bebé se empieza a recuperar mientras la placenta se desintegra en el agua hirviendo”. O: “¿Explicar científicamente por qué la deficiencia del lenguaje técnico de las diferentes ciencias impide la formulación de conceptos precisos sobre objetos fundamentales para el bien de la tierra o de la humanidad?”
Esas, entre muchas otras, fueron las “fáciles”. Después vinieron las difíciles, como: “¿Científicamente han estudiado que todos sus trabajos, como científicos que son, algún día benefician al pueblo?” Y: “Herman@s, compañer@s científic@s, nosotras, nosotros como zapatistas pensamos que la ciencia en sí es una serie de conocimientos que podría ayudarnos a desarrollar un sistema más humano, donde nuestros sueños de unidad y conservación de la madre tierra y los seres vivos sean posibles. Al mismo tiempo destruiríamos más pronto el monstruo capitalista. Entonces ¿sus sueños, sus conocimientos, su ciencia, caben en el mundo de la opresión?, ¿en el despojo, en el horror, el miedo y el exterminio de la vida, caben ahí sus sueños?, ¿creen ustedes que la ciencia se puede humanizar colectivamente con los pueblos del campo y la ciudad?”
Lxs científicos en este primer día de encuentro respondieron al desafío con seriedad y compromiso. La bióloga Adriana Raquel Aguilar Melo hizo un recuento de los orígenes de la ciencia y de la academia, una visión crítica del papel de los estudios académicos y de su calidad excluyente, y exploró las posibilidades de que la ciencia sea realmente un bien común. Lxs profesorxs Luis Malaret y Diana Rochelau expusieron tres ejemplos de trabajos realizados por ellxs en el área ecológica, en los que las epistemologías de la ciencia occidental y de visiones otras entraron en conflicto, derivando en nuevos entendimientos. El Dr. Tonatiuh Matos Chassin hizo un análisis de la relación entre el desarrollo de una nación y la inversión destinada a la investigación científica, y una crítica a las políticas educativas y científicas mexicanas. El físico Eduardo Vizcaya Xilotl hizo una crítica a la imposición del modelo de conocimiento occidental sobre otras epistemologías, y la necesidad de direccionar las ciencias por medio de “hibridación” con lo ético y lo humanístico. El Dr. Marco Antonio Sánchez Ramos hace una relación entre el mito de Sísifo y la ciencia, explicando que el sentido de la ciencia, que es generar conocimiento sobre nuestro mundo, ha sido deturpado al ponerse al servicio del lucro y del mercado. Y el Dr. Iván Alejandro Velasco Dávalos se preguntó a quién le sirve la ciencia, hizo una crítica a los mecanismos de exclusión que vuelven a los estudios científicos un ámbito de élites intelectuales y empresariales, y propuso la necesidad de que las artes y las ciencias, juntas, se conviertan en herramientas de todos y todas para la transformación de nuestro mundo.
Queda así plasmado el desafío expresado en este primer día de este encuentro entre lxs zapatistas y las conCiencias por la humanidad, como un diálogo entre Einstein y Sherlock Holmes ante la mirada crítica pero compañera del gato-perro. Einstein que, “sin dejar de atender los problemas mundanos de injusticia y esclavitud, hacen ciencias duras”, Sherlock Holmes, que logra “ir más acá del universo abstracto y aplica las ciencias a la búsqueda de la verdad y la justicia”, y el gato-perro, “señalando las sombras de Moriarty y el Proyecto Manhattan, advirtiéndoles sobre la presencia ominosa y depredadora de la Hidra”.
Y sobre todo, la pregunta con la que concluye el Sup Galeano al inicio del encuentro: “¿Y ustedes qué?”