«En nuestras cosmovisiones como seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo lenca, resguardados por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos, es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta.»
Berta Cáceres
Con mucho dolor e indignación, lamentamos el asesinato de la compañera Berta Cáceres, coordinadora nacional del Consejo Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), aproximadamente a la 1 de la mañana de este jueves 3 de Marzo, en su misma casa, en el municipio de Esperanza, departamento de Intibucá al occidente de Honduras.
Berta Cáceres junto a otros miembros del COPINH, recibió en reiteradas ocasiones amenazas de muerte por su trabajo de defensoría del territorio, los bienes comunes, los derechos de los pueblos indígenas y de las mujeres. Fue criminalizada y hostigada.
Hace unos meses, al recibir en Washington, el premio medioambiental Goldman ella expresó: «Me siguen. Me amenazan con matarme, con secuestrarme. Amenazan a mi familia. Esto es a lo que nos enfrentamos».
La primera versión oficial fue señalar que se trató de un intento de robo. Es lo que hacen y dicen habitualmente para que esa muerte se sume burocráticamente a las estadísticas y se olvide. Uno de los testigos y que también resulto herido es el mexicano Gustavo Castro, fundador y actual director de la organización Otros Mundos, quien se encontraba hospedado en su casa.
Los testimonios señalan que dos sicarios forzaron la vivienda y asesinaron a tiros a la dirigente indígena. El habitual procedimiento de asesinato por encargo contra los luchadores sociales en muchas partes de nuestra América Latina.
En el reciente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), exhortó: “Honduras debe proteger a las y los defensoras y defensores cuando se encuentren en riesgo su vida e integridad personal, adoptando una estrategia efectiva y exhaustiva de prevención, con el fin de evitar ataques… y …en este contexto, la CIDH ha dado seguimiento al hostigamiento en contra de la señora Berta Cáceres, coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), beneficiaria de medidas cautelares, quien lidera una campaña en defensa del río Gualcarque por la construcción de una represa hidroeléctrica».
Las medidas cautelares impuestas por la CIDH, generan una responsabilidad directa del Estado de Honduras. Las declaraciones del Ministro de Seguridad, Julián Pacheco Tinoco, evidencian su parcialidad y falta de respeto hacia este terrible hecho, al intentar negar su responsabilidad aduciendo que: “…no había notificado cambio de domicilio y que ella renunció a los agentes de seguridad…”
Nosotras Nosotros:
- Condenamos el asesinato de Berta Cáceres y responsabilizamos al Estado de Honduras por este lamentable hecho, por no haber garantizado la protección que implican las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos(CIDH) en el 2013. Estaremos vigilantes para que este asesinato no quede en la impunidad.
- Repudiamos la complicidad de las autoridades de cualquier latitud de América Latina con las corporaciones extractivas y transnacionales, donde las poblaciones dueñas de los territorios no importan para nada. En este caso, la empresa DESA (Desarrollos Energéticos, S.A. de C.V.) y Sinohydro, de capital hondureño y chino respectivamente.
- Manifestamos también preocupación por la situación del Pueblo Lenca, apenas el 20 de febrero pasado, durante una caminata pacífica hacia el Río Gualcarque por la imposición del proyecto hidroeléctrico «Agua Zarca» y la defensa del Río Blanco, más de 100 personas fueron detenidas y reprimidas por las fuerzas de seguridad. El pueblo Lenca ha librado una lucha constante por la defensa de sus territorios ancestrales. A causa de esta lucha: han sido perseguidos, heridos y asesinados.
- El Gobierno mexicano tiene que asegurar todo el apoyo a Gustavo Castro Soto, quien fue testigo del asesinato, para que se garantice su seguridad, la información que aporte puede ser clave para dar con los responsables, por lo que esta situación amenaza su integridad física.
- Nos unimos al dolor de su familia, del pueblo Lenca y de todas las mujeres y hombres que luchamos por la Defensa de la Madre Tierra.
Hacemos un llamado a las organizaciones sociales, comunidad internacional y a los pueblos indígenas del continente, para que el asesinato de esta luchadora incansable no sea olvidado.
Que la indignación y dolor que sentimos en este momento sirva como fuerza para unirnos, mostrar solidaridad al pueblo Lenca y que todos y todas continuemos con la lucha que Berta Cáceres mantuvo durante toda su vida y no olvidar sus palabras:
«Juntemos y sigamos con esperanza defendiendo la sangre de la tierra y los espíritus.»
¡Berta Vive! ¡La lucha por la Madre Tierra Sigue!